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Es una pena que no ya no existan los crucigramas en la prensa porque al margen de ese ejercicio memorístico y mental lo único de provecho que en estos momentos se podría sacar de su lectura son ciertos reportajes de interés, algún artículo de opinión cuando lo firma alguien sin voto de obediencia o las crónicas de un corresponsal o enviado especial, porque todo lo demás es farfolla.
El liderazgo es un concepto que se aplica a la política y al deporte, pero tal como está el patio nacional e internacional, la única afirmación incuestionable que en estos momentos podemos sostener es que existe un líder llamado Real Madrid, y toda presunción de excelencia por parte de quienes se autoproclaman magníficos está bajo sospecha.
El éxito está asociado al resultado de un trabajo bien hecho y reconocido mientras que la suerte se relaciona con la puta casualidad o las relaciones privilegiadas. Para los primeros supone un beneficio económico pero a los segundos la suerte les caduca cuando deja de soplar el viento a su favor y para explicarlo gráficamente transcribo un tuit de un ciudadano que dice llamarse Juan y describe la peripecia de Pablo Iglesias desde que abandonó la política hasta hoy.
No sé si recuerdan la conversación que Iñaki Gabilondo y el Presidente Zapatero mantuvieron – sin saber que se estaba grabando – al término de la entrevista jabonosa que el periodista le hizo en televisión española en la que hablaron con absoluta naturalidad de cómo mentir al electorado y crear tensión. Pues bien. Ha vuelto a repetirse años después en la misma televisión, esta vez entre Sánchez y Fortes, cuando el periodista le dijo a Antonio “¿muy bien, no?, para comprobar si estaba satisfecho con las preguntas amables que le había formulado.
Inglaterra es un gran escaparate de apariencia e hipocresía y gracias a esa habilidad por naturalizar errores y horrores ha convertido a su familia real en el gran negocio de un país al que se la bufa el resto del mundo.
Los buenos escritores deberían tener el privilegio de resucitar después de muertos durante al menos 24 horas para leer lo que algunos dicen sobre ellos y rebatirlos, porque una vez incinerados no tienen derecho a réplica, pero estoy seguro que disfrutarían “haciéndose un Fernán Gómez” para decirles a sus cronistas necrológicos ¡Váyase usted a la mierda!
Italia es el mejor país del mundo. Ninguno es comparable a él en su visión de la vida y la cultura. No existe otro que haya envejecido con más señorío y elegancia. Las mujeres y los hombres de ese país en forma de bota alargada que patea a la isla de Sicilia, son los únicos herederos de una historia a la que no han renunciado ni siquiera en sus peores momentos.
Soy un hombre de dudas y las alimento con mis lecturas, no como Pedro Sánchez que es un tipo de una sola certeza y se le nota en la simpleza de sus argumentos. Es un político poco leído al que uno de sus 383 asesores podría hacerle un resumen de tres folios de un clásico con algunas frases del autor pero dudo que haya tenido ojeado El gatopardo y que no confunda el apellido Lampedusa con un animal marino.
Existe la creencia de que los grandes matemáticos, economistas o investigadores del genoma humano son mujeres y hombres cultos, y no siempre es así porque no basta con estar especializado en un área complicada del conocimiento para tener formación o criterio sobre otras áreas de la cultura. Un un eso es muy importante que todos los ciudadanos, incluidos los cerebritos, tengan de vez en cuando una novela entre sus manos para que su mente se abra a otros horizontes de grandeza.
Pedro Sánchez tiene un gobierno y una cuchipandi de gentecilla menor que ha prosperado en todos los terrenos imaginables menos en uno: ignoran lo que es el compromiso con las cuestiones del Estado y actúan con el descaro de los trileros.
Ha acabado la fiesta. Pedro ya tiene su colección de fotos. Incluso Begoña, que según la gente que entiende o cotillea sobre arreglos faciales y corporales se ha gastado una pasta en parecer otra, ha podido competir a codazos sutiles por salir en la foto mejor posicionada que la reina Leticia. Imagino que las revistas de papel couché servirán como documento de un tiempo en el que las malas lenguas la maltrataban con historias marroquíes poco ejemplares.
El CIS empieza a parecerse al HOLA y cuando una institución del Estado se devalúa hasta el extremo de situar el titular de una revista de papel couché en un nivel de credibilidad superior a una previsión estadística realizada con miles de encuestas, o se cierra el instituto demoscópico o se cesa a su Director.
Si no lees los periódicos no estás informado. Si lees los periódicos estás mal informado. La solución no es ser el primero en dar una noticia sino contar solo lo que es verdad”.
Cada vez que echo un vistazo al patio nacional me vienen a la memoria recuerdos de Luis García Berlanga que retrató como nadie a los personajes de la España profunda de aquellos años en los que los hombres, arrugados al sol, se calzaban la boina hasta las cejas y mantenían impertérritos el pitillo en la comisura de los labios, mientras las mujeres imitaban a la vieja del visillo y no había cuestión que se escapase a su curiosidad.
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