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Vaya por delante mi contento por el hecho de que entre Ciudadanos y el Partido Popular se hayan acordado más de ciento cincuenta medidas reformistas, de lucha contra la corrupción y de mejora del estado de bienestar. Lo digo para que nadie me acuse de agorero ni de actuar como Don Pésimo cuando, a continuación, diga que muchas de esas medidas son inconcretas, algunas poco relevantes y que, en todo caso, Albert Rivera y su equipo no han logrado "arrancar" (el término es de Rivera) a Mariano Rajoy y su equipo los cambios de gran calado que el país necesita. Lo logrado es bueno para España, sí; pero eso no es el Cambio, con mayúscula, que, en el orden territorial, constitucional, electoral y administrativo precisa la nación para que, en el desdichado caso de que hubiese unas terceras elecciones, no nos demos de bruces con unas cuartas, y luego unas quintas, porque el sistema y las normas son las mismas, y las encuestas siguen insistiendo en que los españoles, cosa admirable, votaríamos más o menos igual que desde diciembre, escaño arriba o abajo. O sea...
Eso es lo que Pedro Sánchez ha escrito en su perfil de WhatsApp: '¿Y por qué no?'. El secretario general del PSOE mantiene un silencio bastante hermético en los últimos días, pero esa frase ha sido interpretada, dicen sus próximos que correctamente, como que no descarta presentar su candidatura a la investidura, al frente de un conjunto heterogéneo de fuerzas de izquierda, nacionalistas y separatistas, suponiendo que Mariano Rajoy vuelva a desdeñar presentarse si no consigue los apoyos necesarios.
A un tipo como el que suscribe no le cuentan demasiados cotilleos, porque saben que uno los cuenta; que esa, y no la de confidente, es su misión. Pero de cuando en cuando a uno le llegan retazos de información que le hacen concebir esperanzas en que esa peculiar fracción de la sociedad española a la que hemos dado en llamar 'clase política' alienta, en el fondo, signos de vida inteligente.
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