Javier Fernandez Arribas

El acuerdo de paz para Colombia entre el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las FARC implica, por supuesto, a todos los colombianos pero también a toda América Latina y al resto del mundo, con especial interés para España.
No olvidar a Siria porque en los últimos días se han recrudecido los ataques contra objetivos civiles, hospitales incluidos, con el fin de conseguir hacer el mayor daño y lograr la rendición de los opositores.
El candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos, el excéntrico y polémico multimillonario Donald Trump está cometiendo graves errores con ataques y manifestaciones impresentables. La más graves es el insulto a una familia de un capitán norteamericano musulmán muerto en Irak.
Nuevo gobierno británico con Theresa May en el número 10 de Downing Street y unos ministros que no han causado gran sorpresa. Quizá que el exalcalde de Londres, Boris Johnson sea el responsable de Asuntos Exteriores y que haya un ministro encargado exclusivamente del Brexit.
La presencia del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, en España pasa por una cuestión de interés propia y otra de amistad. Pero si me dan a elegir, entiendo que el interés estratégico norteamericano en la base de Rota prevalece por encima de su demostración de cariño con España y los españoles.
De la misma manera que en Canarias los medios de comunicación se hicieron eco de la inquietud que ha generado en nuestra economía el resultado del referéndum para la salida del Reino Unido de la Unión Europea, el llamado brexit, el continente africano ha estado en estos últimos días preguntándose qué consecuencias tendrá para ellos este proceso de desconexión.
¿Es el islam una religión compatible con la democracia de corte occidental? ¿Pueden los musulmanes que viven en Europa integrarse plenamente en las sociedades que les han acogido, como la española? ¿Tenemos que pedir a las personas de origen islámico que viven en el Viejo Continente que acepten las leyes, normas de convivencia y valores exigidos al resto de la ciudadanía?
En Dallas han aflorado varios de los problemas que sufre EEUU y que el Presidente Obama no ha podido solventar: el problema racial, el abuso policial, la gran cantidad de armas que portan los estadounidenses y la desigualdad social. La tensión racial ha ido 'in crescendo' en los últimos tiempos en los EEUU.
Puede parecer sorprendente, pero quienes defendemos la conveniencia -y la necesidad- de que se firme en el plazo más breve posible el acuerdo para la creación de una gran Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP, en sus siglas inglesas) hemos pasado a una actitud defensiva, consistente en tener que justificaralgo que Europa realmente precisa si quiere seguir siendo un continente relevante en la economía globalde nuestros días.
La visita del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama a Europa, se produce en un momento de especial trascendencia tras el resultado del referéndum en el Reino Unido para su salida de la Unión Europea y también en Norteamérica donde cualquier chispa desencadena una tragedia por el problema racial que no está solucionado.
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