Crear una startup es un proceso complicado. Mucho (mucho) más de lo que uno cree de entrada… y el camino está plagado de diversos desvíos, anuncios y “grandes oportunidades” que te llevan a callejones sin salida o incluso abismos mortales. Pero un día de repente las cosas empiezan a funcionar: no de forma espectacular, sino poco a poco, de forma inadvertida.