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Parece llegado el momento de que los dos grandes bancos centrales se aparten por un tiempo, En el caso del Banco Central Europeo aparenta aberse apartado. ¿Hará lo mismo esta misma semana, la Reserva Federal? Hasta un reloj averiado da bien la hora dos veces al día. Al asomarse al PIB de EE.UU. del tercer trimestre, asemeja que el reloj está en hora. En la Reserva Federal tienen que estar encantados.
La liquidación en los mercados de deuda se reanudó la pasada semana a pesar de que los inversores continúan considerándolos, con diferencia, su clase de inversión favorita. Lo propio de un momento en el que los tipos de interés de corto plazo están próximos a sus máximos del ciclo, es que los inversores traten de garantizarse ese rendimiento a través de la compra de títulos que lo aseguren durante años. La atención se centra entonces en los bonos.
Mientras el mercado escudriña buscando respuestas en cada dato, también se pregunta hasta qué punto las condiciones pueden mmantenerse sin que se precipite un evento de crédito que provoque un ajuste general y una contracción económica más severa
Según The Economist, los rendimientos de los bonos han aumentado tan rápido que muchos particpantes del mercado creen ahora que la era de los bajo puntos de interés ha terminado. Atención, porque estamos ante un nivel de estrés muy alto en los mercados. La política monetaria de “más alto por más tiempo”, que los bancos centrales de EE.UU. y Europa han acuñado, está saliendo muy cara. Ya se preveía difícil la salida de las políticas de QE (expndión cuantitativa) mantenidas durante largo tiempo, pero tan intensamente y a esta velocidad…
Cómo es posible que sea la economía europea, y no la norteamericana, la que más sufre, cuando resulta haber sido ésta última la menos beneficiada tras la pandemia?
Finalizada la ronda de septiembre de revisiones de políticas monetarias de los bancos centrales, el balance es que poco nos aclarado, y el nivel de incertidumbre, si no es mayor, tampoco es menor.
La decisión del BCE de elevar los tipos el jueves pasado apenas era esperada. El efecto sorpresa intentó suavizarse con una filtración un día antes, pero su credibilidad se ha visto afectada.
En un mundo de desaceleración económica y desinflación, el BCE se enfrenta al dilema de cómo mantener la credibilidad y el control del mercado sin desatar un debate prematuro sobre recortes de tipos
Estamos teniendo muchas referencias en estos días a deficiencias a la prestación de servicios financieros. Esto va desde auditorías a la venta irregular de productos derivados. Al tiempo, la Unión Europea sitúa a España entre los países con menor formación financiera
El avance fácil hacia la desinflación se va a desvanecer pronto, porque lo peor de la aceleración de precios en 2022 respecto a 2021 se irá con el verano. Para ir más allá, se va a necesitar el concurso del mercado laboral y por lo tanto del crecimiento.
A pesar que la creación de empleo no recupera todavía en Estados Unidos la tendencia previa a ala pandemia, un creciente número de analistas empiezan a descartar la posibilidad de una recesión. No por acercarnos poco a poco a las reuniones de final de julio de la Reserva Federal y del BCE, las nubes se despejan. Aparentan aparecer más grietas donde el mercado está firmemente convencido de que los tipos van a subir, Europa, y se cierran otras donde podrían caber más dudas, EE.UU.
Los índices gestoresde compras de junio, en la zona euro, muestran un fuerte descenso de la actividad y de las presiones sobre los precios. Y esto afecta ya a todos los sectores. No es inusual que falten sólidas evidencias de recesión cuando estamos cerca del punto de inflexión. Incluso cuando ya nos encontramos en sus primeras fases. En el camino hacia un crecimiento más débil provocado por una fuerte restricción monetaria, los bancos centrales trabajan en primera instancia sobre la economía del futuro tratando de ajustar las expectativas de los agentes de modo que el impacto sea menos doloroso y de más fácil control.
Podrñiamos pasar páguna una vez que lo dos más importantes bancos centrales del mundo han hecho lo que se esperaba. Perono, nos perderíamos la clave. La nueva clave se llama "skip".
Más que en recesión lo que le ha ocurrido al crecimienrto económico europeo es que se ha estancado en los dos últimos trimestres. Sin embargo, los datos que conocemos de abril lo que nos muestran es que consumo, inversión y exportaciones netas se mantienen muy débiles.
Ampliado el techo de deuda, el Tesoro norreamericano tendrá que recuperar su saldo de caja. Repuntará los tipos de largo plazo y no le gustará a la Bolsa, Se acentúa la reducción de liquidez.
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