El triunfo electoral del Partido Popular con Mariano Rajoy ha sido contundente. Casi al cien por cien del recuento de votos, el PP ganaba trece escaños sobre los resultados del 20 de Diciembre y con triunfo en plazas tan significativas como Valencia y Andalucía. El que se preveía como seguro "sorpasso" no se ha producido, y el PSOE, pese a bajar en escaños, siempre podrá decir que continúa siendo líder en la izquierda con el consiguiente disgusto de Unidos-Podemos que tras el acuerdo Garzón-Podemos, se ha comprobado que no sumaba.
La euforia popular era indescriptible y Mariano Rajoy se ha consolidado como líder indiscutible del partido ganador que todo indica se ha hecho con los escaños perdidos por Ciudadanos e incluso ha logrado movilizar votos de los indecisos. Ratificado este triunfo, ahora queda pensar en el día siguiente para la formación del Gobierno. Los contactos van a ser inminentes, pero queda por ver si se van a repetir estrategias. ¿Podrá Ciudadanos mantener el veto a Rajoy?. ¿Aspirara, de verdad, Pedro Sánchez a ser Presidente de Gobierno?. El PP ha ganado 200.000 votos en relación al 20-D y el PSOE ha perdido algo más de 300.000. De la pugna Rajoy-Sánchez, el claro ganador ha sido Rajoy.
Lo que parece obvio es que la estrategia seguida en la pasada y fallida legislatura no ha sido ratificada por los ciudadanos. Tanto Ciudadanos como PSOE han perdido escaños y hoy, objetivamente, tienen menos fuerza para afrontar cualquier negociación. No así el PP, que bien podría sumar con Ciudadanos y la abstención del PNV para formar Gobierno que bien podría ser en minoría para una legislatura corta.
A lo largo de los próximos días y una vez que las direcciones nacionales de los partidos hayan realizado análisis más exhaustivos, la maquinaria de la negociación se va a poner en marcha con carácter inmediato. El análisis de los resultados en las distintas autonomías van a ofrecer más de un elemento para la reflexión. De momento y tras el triunfo sin paliativos del Partido Popular, el realismo, más allá de sus intereses, debería llevar a conclusiones y actuaciones que no produjeran más sorpresas de las que hemos tenido. Si no hay Gobierno, dados los resultados, no será por el partido ganador cuyo triunfo nadie puede cuestionar ni obviar.
¿Quien dijo que todo iba a seguir igual?. Las encuestas han fallado estrepitosamente y no aceptar con realismo lo que ha ocurrido llevará de nuevo al error de quienes, a la vista de los resultados, los ciudadanos han dicho que se han equivocado. En realidad, nadie, ni ellos mismos, esperaban la contundencia del triunfo arrojado por las urnas.
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