Habla el líder de Ciudadanos con frecuencia de Adolfo Suárez y de su legado cuando debería hacerlo de Joaquín Garrigues ahora que ha abjurado de su nacimiento socialdemócrata y se ha pasado con armas y bagajes al liberalismo. Es cuestión de leer, saber y entender un poco de nuestra reciente historia política. Sobre todo de los primeros años de la Transición y la formación, esplendor y muerte de la UCD.
Nombrado por el Rey Juan Carlos sucesor de Arias Navarro y ya legalizado el Partido Comunista en la Semana Santa de 1977, Suárez aterrizo al frente de una amalgama de siglas y voluntades que iban desde el Movimiento de Martín Villa al liberalismo de Garrigues pasando por la socialdemocracia de Fernández Ordóñez y la democracia cristiana de Oscar Alzaga. No es exactamene lo mismo pero cambiadas las circunstancias y los momentos históricos las similitudes entre aquella UCD y este Ciudadanos son muchas, liderazgos inluídos y me inclino a pensar que con parecidos resultados.
Por si no bastara con los orígenes, otro Garrigues, Antonio, volvió a intentar la puesta en marcha de un partido liberal en 1986, con la ayuda financiera de 4.500 millones de pesetas y las colaboraciones de antiguos ejecutivos del Banco de España y del INI, además de la mente organizativa de Florentino Pérez y la imagen catalana de Miguel Roca, que ejercía en Madrid desde CiU y la batuta de Jordi Pujol. Más similitudes con nuestro Albert de hoy y sus deseos de alejarse de sus orígenes para sobrevivir frente a la eurodi`pla recuperación del Partido Popular de Mariano Rajoy, que es gallego como lo era Manuel Fraga, el "enterrador" formal de la fragmentada UCD.
Han pasado cuarenta años y es lógico que ni Rivera, ni Arrimadas, ni Villacís tengan memoria de aquellos años. Begoña nació en 1977, Albert en 1979 e Ines en 1981. En esas fechas se consumó todo: nacimiento, triunfo y explosión del Centro Democrático. Es historia y una ventaja, la de poder estudiarla y sacar conclusiones. Los tres mencionados tienen a su lado a un profesor de lujo en Juan Carlos Girauta, que ya estaba en la Universidad en aquellos tiempos e intentó sacar escaños políticos con el PP en tres ocasiones. Y a una compañera que vivió en su casa y en directo la desmembración que sufrió el partido tras la marcha de Suárez, la eurodiputada Carolina Punset.
En Ciudadanos ya han visto los primeros síntomas en Andalucía, en Galicia y en la Comunidad Valenciana. Son los vientos que anuncian los temporales. A primeros de febrero vamos a comprobar el nivel político y la capacidad de liderazgo de Rivera y sus más fieles. Y si la ruptura del bipartidismo ha sido un espejismo - ya habrá tiempo para escribir de Podemos - o ha llegado para quedarse.