Apoyado para ser candidato a la presidencia de Murcia y apoyado para ser presidente de los populares de la región por su partido, ya ha comprobado que la inquebrantable unidad en torno a su persona ha desaparecido y que en el PP lo que esperaban era su renuncia, previo desgaste del partido que le ha apoyado para formar mayoría absoluta.
A las acusaciones de prevaricación, fraude y malversación en el caso Auditorio en el Tribunal Supremo de Murcia se han sumado las acusaciones que desde la Audiencia Nacional le ha hecho el juez Velasco dentro del caso Púnica: fraude, cohecho y revelación de información privilegiada. Demasiada carga judicial como para que sus compañeros le mantuvieran contra viento y marea al frente del gobierno regional.
Para que la moción de censura presentada por los socialistas que comanda Rafael Sánchez Tovar ( al que no quieren desde la Gestora del PSOE y desde el aparato de Susana Díaz ) tuviera éxito debía conseguir que a sus 13 escaños se sumaran los 6 de Podemos y los 4 de Ciudadanos, comandados estos ´últimos por Miguel Sanchez. Como se ve tres Sánchez para resolver el entuerto murciano con permiso de las direcciones nacionales de los tres partidos.
El ya ex-presidente, que acaba de cumplir los 41 años, lleva 18 en cargos políticos, desde la dirección del Instituto de la Juventud en 1999 a la consejería de Educación desde 2013 y hasta 2016 con dos presidentes: Ramón Luís Valcárcel, que permanece en silencio; y Alberto Garre, que le ha atacado desde el principio poco menos que llamándole traidor por haberle desplazado del liderazgo autonómico del PP con malas artes.
Su paso por la Conserjería y por el Ayuntamiento de su pueblo natal, Puerto Lumbreras, está en el origen de sus males. Por unas obras no terminadas pero sí pagadas y por un contrato no firmado pero sí negociado con el que buscaba mejorar su imagen pública. Su salida de la presidencia rompr la condición básica de Ciudadanos para apoyar al PSOE: que se convocaran elecciones dentro de seis meses, salvo que en ese breve plazo los jueces decidieran archivar las acusaciones, algo posible pero muy poco probable; o lo que finalmente ha ocurrido, que el PP cambiara de presidente. Así, su carrera política se ha terminado pero no su calvario, ese que sus dos compañeros de la dirección nacional calificaron de paso a paso y día a día. Algo muy apropiado para la Semana Santa.
Si los nazarenos que procesional en las 14 hermandades de los "Coloraos" arrojan a los que asisten caramelos y regalos, mientras las tallas de los dos Salzillos brillan con luz propia entre los cirios y los capirotes, a Pedro Antonio le van a arrojar a los leones como ofrenda de los nuevos tiempos que han llegado a la política española para quedarse. Mariano Rajoy quiere Presupuestos aprobados para dos años, Luís de Guindos marcharse a Europa con un crecimiento por encima del 2,5% del PIB; María Dolores Cospedal tener contentos a los generales y a la OTAN con la mayor subida presupuestaria de los últimos años; y Cristobal Montoro que la Recaudación suba para mantener los compromisos de ajuste y poder dedicar 4.000 millones a asuntos sociales. Demasiados retos para detenerse a quitarse una chinita murciana en los zapatos.