De alas cortas

martes 11 de abril de 2017, 06:50h

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Al mismo tiempo que el Presidente norteamericano coloca de nuevo sobre la mesa de los analistas la incertidumbre de las actuaciones militares, la Reserva Federal devuelve la QE a la mesa para cuestionarse acerca de cómo conducirá el proceso de reducción de su balance, cuadriplicado a consecuencia de las compras de títulos efectuadas durante el periodo de política monetaria ultra expansiva. Dicho sea de paso, el Presidente de la Reserva Federal de Richmond y miembro del FOMC, dimitía esta semana como resultado de la investigación por la filtración, con una antelación de 24 horas a una firma privada, de las actas del comité de la FED de Octubre de 2012 en las que revelaba que estaba a punto de incrementar la compra de títulos del Tesoro y que se preparaba para anunciar que no incrementaría los tipos de interés hasta que el desempleo cayese del 6.5%.

EE.UU.: La menor creación de empleo desde Mayo 2016 preludia un PIB más moderado en el primer trimestre.

La reacción de los mercados a lo que la Administración norteamericana calificó como una respuesta aislada -“one-off strike”-, fue del tipo de las que se califican como “fly to safety” caracterizadas por la compra de yen, oro, petróleo y de títulos gubernamentales de alta calificación crediticia. El dólar cedía ligeramente para recuperar todo lo cedido -y más- al final de la sesión, poniendo de manifiesto la cada vez mayor capacidad de rápida adaptación de los mercados a las tensiones geopolíticas. El despliegue naval que los norteamericanos están llevando a cabo en aguas de la península de Corea es el siguiente episodio de una política exterior que aunque en apariencia “imprevisible”, no lo es tanto si nos atenemos al reiterado anuncio del fin de la “política de paciencia estratégica” de la anterior Administración.

Más complejo es el análisis de la respuesta de los mercados a la sugerencia de la Reserva Federal de que podría comenzar este mismo año la reducción de su balance. De cuándo y cómo lleve a cabo esta última fase del proceso de “normalización” de la política monetaria, los mercados pretenderán deducir la lectura que la FED hace de la marcha de la economía y la velocidad de reajuste de los tipos de interés de corto plazo. Hasta ahora, el final de las compras de títulos dio paso a su mantenimiento mediante la reinversión en títulos similares a su vencimiento, y lo que ahora se discute es el modo en el que se pone fin a ese proceso de reinversión que implicaría la reducción del balance. Como es natural, la desaparición de un gran comprador del mercado de renta fija tiene un gran potencial de incidir en los precios, y es esa incidencia la que la FED quiere controlar. En un extremo se sitúan aquellos que creen que ha de anunciarse anticipadamente una gradual reducción, de manera que al tiempo que se reinvierte una parte, se reduce el saldo, y en el otro están quienes defienden la cancelación de toda reinversión. Optar entre una y otra tiene implicaciones en la ejecución de la política de subida de tipos de corto plazo. Tanto como para ralentizar el proceso de su elevación gradual programado para 2017. Aunque la FED se refiere a que habrá de ser la marcha de la economía el factor determinante, la confusión que genera la Administración en cuanto a su política fiscal es elemento crítico.

Cada vez es mayor la influencia de aquellos que defienden que no podrá ser hasta 2018 cuando pueda contarse con un significativo estímulo fiscal lo que junto a la moderación que algunos indicadores muestran de la marcha de la economía, puede efectivamente obligar a la FED a moderar el “ajuste gradual”. El dato de empleo del viernes fue peor de lo previsto, pero siguen subiendo los salarios y reduciéndose la tasa. Eso dio alas al dólar para volar hacia los 1.05. Pero habrían de ser alas cortas.

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