Quieren más dinero público para los partidos. Son insaciables. No plantean una reducción del número de parlamentarios de todo tipo que existen a nivel del estado y en cada una de las autonomías, al contrario, si por ellos fuera, lo aumentarían con la excusa de una mejor representatividad de los ciudadanos. Una mentira como la copa de un pino y valga un ejemplo que, por repetido, espero que no pierda eficacia en lo que tiene de denuncia: la Comunidad de Madrid tiene 129 parlamentarios cuando si aplicáramos los porcentajes en los que se basa el Congreso de los Diputados no llegarían a sesenta. Y es uniprovincial, apenas seis millones de habitantes, y con leyes para todos los gustos y necesidades.
Con la excusa de democratizar los partidos, los dirigentes del PSOE, Podemos y Ciudadanos quieren obligar por ley que haya elecciones primarias para todas las citas con las urnas, salvo en aquellos pueblos que por su población sería plantear unas peleas internas casi de familia o patio de colegio.
Si Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera quieren elegir a sus líderes y aspirantes a todo cargo que se precie por medio de votaciones internas entre sus bases, me parece estupendo. Lo que no me gusta es que quieren hacerlo con el dinero de los contribuyentes, como una fase más de la democracia y de forma obligada. El PP de Mariano Rajoy, por ahora y esperemos que por mucho tiempo, se opone. Bien está que los líderes representen de verdad a la militancia que les soporta y les elige, pero de ahí a aprobar una ley que sea coercitiva con la voluntad de cada organización y, sobre todo, que vuelva a mirar al saco común de los dineros para efectuar esas elecciones parece más que exagerado.
Les guste poco, mucho o nada, la verdad es dura y directa: a España le sobran políticos y le faltan todo lo lo demás. Gastamos demasiado en nuestra clase política y dejamos descubiertos factores tan esenciales como la educación, las pensiones, la sanidad, la investigación...Los llamados padres de la patria no pueden tener unos “salarios” que triplican y quintuplican el salario medio; no pueden tener ventajas en transporte, comidas y alojamientos que no tienen el resto de trabajadores del país; no pueden tener unas pensiones blindadas mientras al resto se le reducen cada año y se les amenaza con un futuro sin ellas. No puede ser, pero es lo que pasa cada día.
Celebren los partidos todas las elecciones primarias e internas que quieran; den ejemplos de democracia real que buena falta nos hace, pero no nos pidan más dinero, administren el que ya reciben que es mucho, al margen de que haya casos de parlamentarios/as que distribuyen de manera equitativa los que reciben de las arcas públicas. Son los menos y vaya para ellos mi aplauso y reconocimiento. Y una petición: que se opongan a esta nueva ocurrencia.