Aterriza, si puedes
martes 21 de octubre de 2014, 21:41h
Si Dios hubiese querido que volásemos nos habría dado alas, claro que tampoco nos ha dado cuernos y a veces hay quienes nos torean, y si no que se lo pregunten algunos que yo me sé y ustedes también. Por eso – me refiero a lo de volar, no a lo de los cuernos – aunque he hecho a lo largo de mi vida cientos de viajes en avión, sigo teniendo la sensación de riesgo cada vez que me subo a Bun aparato de esos, pero a veces no hay más remedio que utilizarlos.
Dicen que lo que vuela es más seguro que lo que navega y mucho más que lo que circula por tierra y debe ser cierto porque la estadística lo corrobora, pero los números solo sirven para explicar lo que la razón no intuye. Tal vez sirva de consuelo pero eso no quita para que los viajeros de las lineas aéreas solo se sientan tranquilos cuando recogen sus maletas en la terminal del aeropuerto.
En casco de Ryanair, es distinto porque quienes por ahorrarse dinero contratan un viaje con esta linea irlandesa -yo lo he hecho este verano varias veces – nunca saben cuál es el disgusto que le tienen preparado. Después de los no ocasionales incidentes que ha protagonizado esta linea aérea hay gente que ha decidido viajar por otros medios o en otras compañias, porque cuando no es un aterrizaje de emergencia porque el avión se está quedando sin combustible, se produce la despresurización de la cabina, o las butacas tienen chinches y, en cualquiera de los casos si no hablas inglés no te enteras de como reclamar tus derechos porque solo se comunican con sus clientes en su idioma.
No se trata solo de incomodidades sino de falta de respeto al cliente y de incumplimiento, por parte de a compañia de algunas normas de seguridad, y ante esto deberían actuar las ajtoridades de aviación civil.
Ryanair es una marca bajo sospecha para la opinión pública, y su Consejero Delegado Michael O’Leary es una persona que cualquier dia puede tener un problama con la justicia, pero si eso ocurriese no sería consuelo suficiente para los pasajeros que pudieran ser víctimas de un accidente por la irresponsabilidad de la operadora, que acumula numerosos incidentes de seguridad aérea que sobrepasan el cálculo de probabilidades de la causalidad.