La solidez del rey
lunes 05 de octubre de 2020, 20:21h
La posibilidad de que el presidente Donald Trump se niegue a reconocer un resultado electoral que lo saque de la Casa Blanca infunde temor.
Si está leyendo esto es muy posible que lo que atañe al dólar esté entre sus intereses. El comportamiento de la divisa en la que están denominadas el 60% de las reservas de los bancos centrales del mundo y que está presente en más del 88% de las transacciones mundiales, es la columna vertebral en la que se apoya el mercado mundial de divisas, que diariamente negocia 6,6 billones de dólares, es decir, que apenas en 10 días transacciona el equivalente al PIB anual mundial. Cualquiera que tenga interés en el mercado de divisas tiene necesariamente que prestar atención al dólar.
El euro/libra apenas un 2%
Aunque solo sea por estadística, su interés en el dólar será al menos en una cuarta parte contra el euro, el par más negociado. Si su portafolio tiene además monedas emergentes, añada una cuarta parte adicional.
A lo mejor cree que su problema está en el real o en el peso mejicano, pero si el euro frente a la libra es el 2%, imagine lo irrisorio del volumen del euro frente al real brasileño o frente al peso mejicano. Es decir, que quiera o no, su seguimiento del mercado de divisas le obliga a vigilar al dólar. Por eso se le dedica tanta atención. Con razón. Cualquier par de divisas que no lleve el dólar, se denomina en la jerga del mercado, cambio cruzado, y es resultado de una conversión matemática y no consecuencia de un precio de equilibrio entre oferentes y demandantes. Ningún mercado de activos del mundo tiene en un único valor, semejante dominio sobre el resto de los valores negociados.
El entusiasmo por el euro, cuestionado
No ha cambiado mucho este dominio en los últimos años. Incluso se ha incrementado. Por eso que cuando con ocasión de periodos de debilidad del dólar como el que acabamos de tener, lea que es el principio del fin del reinado del dólar, sea escéptico. Mucho dominio tiene que ser arrebatado cuando el siguiente lugar en la lista lo ocupa el euro con un 30%, sin apenas progresos en el último lustro.
La última gran intervención del mercado de divisas se produjo en marzo. La Reserva Federal americana abrió líneas con los principales bancos centrales del mundo para asegurar el suministro de dólares, frenando así su carrera alcista en 1,06 con el euro. Desde entonces se ha depreciado hasta un 13% provocando una revisión general de pronósticos y los consabidos artículos anunciando, otra vez, el fin de su reinado.
Este tipo de anuncios, duran poco. En cuanto el dólar se estabiliza, los titulares empiezan a cambiar y tras el primer susto, de nuevo el dólar tienta el interés, y las previsiones efectuadas en plena fase bajista generan dudas.
“La incertidumbre después de la votación podría estimular las apuestas de refugio e impulsar la moneda, dicen los analistas”. Así titulaba un artículo en Financial Times esta misma semana, dando voz a analistas de bancos tan importantes como Bank of America, Credit Suisse o HSBC, que cuestionaban su entusiasmo por el euro de hace unas semanas.
La posibilidad de que el presidente se niegue a reconocer un resultado electoral que lo saque de la Casa Blanca infunde temor. Hasta 36 días hubo que esperar para saber si sería Bush o Gore el nuevo presidente. Con una estimación de voto por correo de 80 millones de electores, cerca de la mitad del censo electoral, la disputa de entonces por los resultados en Florida, suena nimia.
Pueden llegar a pasar meses antes de que se aclare quién será el nuevo presidente. ¿Y quién aguanta tres meses, por ejemplo, en una posición contra el dólar? Muy pocos. El rey es muy sólido.