A la activista de la Marea Blanca le esperan unos días muy duros para mantener la candidatura de Más Madrid frente a los que quieren ir a votar a Iglesias con una pinza en la nariz.
Mónica García lleva casi dos años haciendo oposición a Isabel Díaz Ayuso y de repente aparece Pablo Iglesias para decirla “ ¡quítate de ahí que me pongo yo”. Y se ha rebelado, normal. Lo mismo podría haber hecho la portavoz de Podemos, Isabel Serra, pero ha preferido acatar las órdenes del jefe.
La anestesista madrileña y diputa regional ha dicho que "las mujeres estamos cansadas de hacer el trabajo sucio para que en los momentos 'históricos' nos pidan que nos apartemos. Las mujeres hemos demostrado que sabemos frenar a la ultraderecha sin necesidad de que nadie nos tutele". Pero también podría haber apelado al hecho de que Podemos utiliza en época electoral a la marea blanca, de la que Mónica es una de sus principales activistas, para luego olvidarse de ello.
El gobierno de Sánchez-Iglesias no ha cumplido casi ninguna de las promesas que prometió a los movimientos populares como los anti desahucios, las mareas blanca y verde (educación) o los que pedían las derogaciones de las leyes antimordaza y de la reforma laboral. Y están cansados de que tanto el PSOE como Podemos les hayan fallado.
Curiosamente los partidos de la izquierda hacen más caso a este tipo de movimientos cuando gobierna la derecha del PP, como es el caso de Madrid, pero en cambio ninguna de estas mareas tienen éxito en Cataluña, País Vasco, Aragón o la Comunidad Valenciana, donde existen los mismos o mayores problemas de privatización de la sanidad y la educación, lo que pone de manifiesto el uso oportunista que tanto PSOE, como Podemos o IU hacen de estas protestas.
Algo parecido le ocurrió al 15M, al calor del cual nació Podemos. Casi seis años después la casta política que denunciaban los jóvenes indignados no solo ha desaparecido sino que ha aumentado tras las “victorias” electorales de Podemos y Más Madrid.
Esa es la verdadera razón por la que Mónica García ha estallado obligando a Mas Madrid a presentarla como candidata por encima de sus jefes Iñigo Errejón y del propio portavoz en la Asamblea, Pablo Gómez Perpinyá. Simplemente la acivista se ha cansado de que la utilicen.
Otra cosa es que La candidata de Mas Madrid pueda soportar la que se le viene encima con toda la izquierda recordándolo cada día hasta el día de las elecciones, que va a quitar votos a Pablo iglesias y que eso significa en la práctica “apoyar” a que haya un gobierno de la derecha. Otros activistas, compañeros suyos, ya han anunciado que irán a votar a Iglesias con una pinza en la nariz. Es probable que no lo resista y que acabe renunciando a favor de la lista de Podemos.
Algo parecido le ocurrió al ex concejal de Hacienda del Ayuntamiento de Madrid, Carlos Sánchez Mato, cesado por Manuela Carmena por oponerse a los presupuestos que le exigía el ministro Montoro (PP) y que decidió presentar su propia candidatura a la alcaldía en 2019. Cuando Carmena perdió el Ayuntamiento, todos le echaron la culpa a él.
"Llevo diez años haciendo política en Madrid. Llevo un año haciendo una oposición férrea a las chapuzas de Ayuso. Madrid no es una serie de Netflix", ha explicado Mónica García en un vídeo grabado con el que comunicó su decisión de presentarse
"A la irresponsabilidad de la señora Ayuso de convocarnos a unas elecciones en plena pandemia, no podemos sumarle ni más frivolidad, ni más espectáculo ni más testosterona", apunta la diputada, ex de Podemos, en una clara referencia al papel paternalista que adopta Pablo Iglesias en su oferta de unidad.