La oposición casi frontal de las feministas y los trans se ha convertido en uno de los grandes motivos de división en el seno del Gobierno entre el PSOE y Podemos., donde Irene Montero ha encontrado la horma de su zapato en Carmen Calvo.
Si Zapatero tuvo un éxito mediático y político casi inmediato con la aprobación del matrimonio homosexual, no parece que las políticas trans que ha llevado como bandera la ministra de Igualdad, Irene Montero (Podemos), al entrar en el gobierno de Sánchez, vaya por buen camino. De hecho se ha convertido en el principal motivo de choque entre socialistas y podemitas en el seno del Consejo de Ministros
Irene Montero quería haber tramitado en el Congreso Ley de Igualdad Sexual coincidiendo con el Día de la Mujer, el 8 de marzo, pero no fue posible por la oposición manifiesta de muchos grupos feministas y e3specialmente por parte de la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, que se opone a considerar mujeres, sin más a los hombres, que cambien de sexo y mucho menos a que ese cambio pueda hacerse en niños.
En palabras de la dirigente del Partido Feminista, Lidia Falcón, expulsada de Izquierda Unida por su oposición a la Ley de Irene Montero, “y solo nos faltaba que un hombre diga que se llama Angeles y que tiene derecho a la cuota femenina”. El debate no solo ocurre en España y después de varios intentos de las asociaciones trans por aprobar leyes en su favor en todo el mundo, la cuestión se ha ido enfriando y tienen cada vez más detractores –por parte de los grupos femenistas- en el Reino Unido y en otros países.
Los intentos por forzar al PSOE y al Gobierno de Sánchez a su favor por parte de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB), la Fundación Triángulo y Chrysallis, las tres organizaciones LGTBI principales del estado, han caído hasta ahora en saco roto, lo mismo que el intento de sacar a la calle las demandas con manifestaciones que hasta ahora han constituido un fracaso.
El último episodio de esta batalla legal ha ocurrido en Cataluña después de que TV3 emitiera el tercer capítulo de la serie X, titulado “Pedos vaginales”, que incluía un fragmento la serie animada “Las Tres Mellizas” con el doblaje cambiado y con imágenes intercaladas que no forman parte de la serie original, donde cuestionaban sus nombres en relación con el género y después miraban un álbum de fotos y comentaban los genitales de las personas que aparecían.
A raíz de estos comentarios, la Bruja Aburrida –que se asimilaba a la ideología TERF, la corriente del feminismo excluyente de las personas transexuales– las hacía desaparecer.
La primera reacción partió de la creadora de las Tres Gemelas, Roser Capdevila, que ha puesto el caso en manos de sus abogados porque según cuenta: "Me ha sabido muy mal que hayan utilizado las imágenes para eso. Las Tres Gemelas están pensadas para que los niños disfruten, y siempre hemos cuidado mucho los contenidos. Se han saltado la ética".
Pero el asunto no ha quedado así, ya que a raíz de este caso, el PSC presentó en el Parlament catalán dos preguntas. La primera se refería al por qué se usó la imagen de 'Las Tres Mellizas' para hablar de sexualidad en TV3. “¿Cuál es la base científica de presentar la sexualidad humana disociando los órganos sexuales del sexo de las personas?”, añadía la pregunta.
Y la segunda, mucho más llamativa, hacía referencia a la instrucción aprobada por el Govern en 2019 por la que se permite a las personas trans internas en un centro penitenciario pedir el traslado a una prisión de acuerdo con su género sentido. “¿Se ha evaluado las consecuencias que para las mujeres han tenido los traslados de personas transgénero a las prisiones de mujeres”, preguntaban desde el PSC.
La reacción de la Mesa del Parlament, controlada por los independentistas de ERC, Junts y CUP, ha sido frenar las dos preguntas del PSC por considerarlas tránsfobas y ha instado al partido a reformularlas.
Los socialistas han defendido que el órgano rector de la Cámara catalana debe admitir a trámite todas las preguntas sin entrar a valorar su contenido, pero la mayoría de la Mesa ha apelado al artículo 163 del reglamento del Parlament, que recoge que no se pueden trasladar preguntas que contienen “expresiones ofensivas para la dignidad de las personas o que menosprecian los derechos”.
Para el PSC, no hay razones para que se hayan paralizado estas preguntas. “Lo que me gustaría saber ahora es si la Mes va a decidir qué preguntamos y qué no”, ha criticado la portavoz parlamentaria socialista Alicia Romero, que ha añadido que si les dan una respuesta fundamentada de que sus preguntas son tránsfobas, las reformularán. Pero, mientras tanto, lo ha enmarcado en una política de “censura”.
Las principales organizaciones LGTBI principales han calificado de “estigmatizantes” las preguntas del PSC que considera “ perfectamente asimilables a las que podría realizar un partido contrario a la igualdad”. No se atreven a ir más allá y a calificar al PSC de tránsfobo porque eso significaría romper los lazos con el gobierno del que todavía esperan un cambio, por lo menos mientras Irene Montero –la de los niños, niñas y nines- esté al frente de Igualdad.
No está tampoco claro que la sucesora de Pablo Iglesias en el Gobierno, Yolanda Díaz, esté por la labor de dar la batalla a favor de los trans, más preocupada por los temas laborales que le ocupan todo el tiempo.