Desde Lanzarote, mientras veranea en el palacio que el Rey Hussein de Jordania le regaló al Rey Juan Carlos hace 32 años, el presidente del Gobierno ha dado dos buenas noticias: la vacunación en España va muy bien y la economía va a ir muy bien. Lo del subidón eléctrico se lo ha dejado a la ministra de Hacienda, que no ha dudado ni un instante en darnos los nombres de los dos culpables: Aznar y Rajoy.
María Jesús Montero achaca a los dos presidentes del Partido Popular el descontrolado e imparable aumento del recibo de la luz. No supieron, ni uno entre 1996 y 2004, ni otro entre 2011 y 2018, realizar los cambios necesarios en el sector de la energía para que España no tuviera que pagar las consecuencias de las normas que ha ido imponiendo Europa.
Se le olvidaron a la ministra dos “hechos relevantes”: el primero, que desde el Gobierno se puede y se debe actuar por el bienestar de los ciudadanos, sobre todo cuando se trata de un bien básico como es la luz; y el segundo, que es el que esconde la pasividad del Ejecutivo y su deseo de echar balones fuera, ya sea hacia 17 años atrás o hacia la Comisión europea, los impuestos. La tercera parte de lo que paga en su recibo cada familia, cada autónomo, cada empresa son impuestos.
España tiene dos impuestos sobre la lux que no existen en Europa. Sumados incrementan en un 15% lo que se paga en el recibo. A esos dos se suma que con el 21% de IVA nuestros países estaba entre los más altos del Continente y doblaba y hasta triplicaba los de otros países.
La necesidad de recaudar para controlar el agobiante déficit lo explica y es la propia ministra la que pone los datos: bajando el IVA al 10% Hacienda recaudará 1.800 millones de euros menos.
Explicar y volver a explicar que es el déficit crónico que padecemos como país el culpable, y que las subidas en todos los sectores van a seguir para que Europa nos envíe los miles de millones comprometidos, sería tratar a loos ciudadanos como adultos, con el riesgo, claro está, de que los votos electorales se vayan a otras formaciones. Esa es la responsabilidad de los gobernantes, la cara amarga de su cometido. Sánchez se lo ha dejado a su ministra y se ha limitado a “dar las buenas noticias”, que son tan relativas como los efectos de las vacunas.
Si Aznar se equivocó en el tema de la energía, tiempo de sobre ha habido para rectificar, sobre todo porque entre el primer presidente del Gobierno del PP y el segundo, estuvo durante dos Legislaturas el socialista Rodríguez Zapatero.
Las herencias recibidas en política llevan todo lo bueno y lo malo que han hecho los anteriores. Una lección que no parece que llevaran aprendida los actuales ministros, ni los que representan al PSOE y menos aún los que representan a Unidas Podemos, quienes como de costumbre no dudan en echar la culpa del desastre a sus propio compañeros del Consejo de Ministros.