El elefante que Núñez Feijóo tiene mostrar que lleva dentro

El elefante que Núñez Feijóo tiene mostrar que lleva dentro

jueves 24 de febrero de 2022, 07:41h

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El eterno candidato a la sucesión, ha estado esperando a que se le reclamase como única solución para evitar el desmoronamiento provocado por el “deicidio” de Pablo Casado.

El político que mejor entiende a Alberto Núñez Feijóo es Mariano Rajoy. De gallego a gallego puede recordarle al aclamado futuro presidente del Partido Popular las palabras que a él mismo le dirigió la entonces canciller Angela Merkel a finales de 2016. En cuatro palabra le hizo uno de los mejores retratos literarios y políticos del hombre que habitaba en el palacio de La Moncloa: "Tienes la piel de elefante" le piropeaba en Berlín antes de sentarle a la mesa de los grandes con Obama, Hollande, Renzi, May y ella misma. Esa es la piel que Feijóo va a necesitar.

Aquella era la forma de felicitarle que tuvo la mujer más poderosa de Europa por ser otra vez presidente del Gobierno en plenitud y poder incorporarle a ese pequeño y selecto club de los grandes del Viejo Continente, los que tenían que hacer frente al Brexit y a Donald Trump. Ahora se cambiaría por Vladimir Putin, Joe Biden, Ucrania y los coletazos de la pandemia.

El elefante, que curiosamente es el símbolo del Partido Republicano en Estados Unidos, es el mayor animal sobre la tierra y si bien su piel es dura y resiste bien la mayoría de los ataques que pueden hacerle, tiene otras características que también encajaban en el que era nuestro Jefe de gobierno como son la paciencia y la memoria. Esas dos cualidades las han desarrollado los dos políticos gallegos hasta convertirlas en señas de identidad.

A Núñez Feijóo y a Rajoy, al igual que al elefante, nunca les llamarán el " rey de la selva". Se ve en las encuestas y en las valoraciones que se vienen publicando desde hace casi veinte años. Esas opiniones de la mayoría social no tienen en cuenta la matemática de los hechos, la historia de dos hombres que con apenas 30 años se convirtieron en firmes candidatos a ocupar una parte importante del poder político, al margen de sus profesiones y estudios. Uno como el registrador de la propiedad más joven de España, y que dos años más tarde se había pasado al mundo de la política para convertirse primero en diputado en el Parlamento gallego y en 1983 en concejal y presidente de la Diputación de Pontevedra. Conviene no olvidarlo.El otro como funcionario de la Administración del Estado tras pasar por la Facultad de Derecho.

Tanto el que fue presidente del Gobierno y presidente del Partido Popular como su más que posible sucesor son dos espécímenes políticos únicos, difíciles de catalogar, difícil de explicar y más difícil aún de entender. Lo han sido todo en el mundo de la vida pública, con más cargos, destinos y responsabilidades que ningún otro. Los dos llegaron de la mano de los dos auténticos fundadores y refundadores del Partido Popular, Manuel Fraga y José María Aznar.

Han sido concejal, diputado y vicepresidentes del gobierno en Galicia. Han sido diputados en el Congreso desde mediados de los años ochenta, o lo que es lo mismo, llevan treinta años sentados en uno de los muchos sillones que ofrece la vida pública y política, escaños del hemiciclo incluídos. Por Ministerios que no quede en sus historias, desde Interior a Presidencia, desde Sanidad a Correos, desde Educación a Administraciones Públicas. Rajoy fue el comodín que utilizó José María Aznar para dejar a un lado a Rodrigo Rato, a Francisco Alvarez Cascos y a Jaime Mayor para superar las crisis internas, que siempre han sido crónicas en la derecha española ya fueran en el Gabinete o en el partido.

Núñez Feijóo, el eterno candidato a la sucesión, ha estado esperando a que se le reclamase como única solución para evitar el desmoronamiento del “deicidio” cometido en la persona de Pablo Casado, muerto más por las conspiraciones externas que por sus abultados errores de estrategia y elección de equipos.

Con piel de elefante, pero con la paciencia del proboscidio para no ponerse nervioso y no cambiar el paso, y con la memoria para recordar el lugar de los amigos y de los enemigos y de cual es el recodo del camino mejor para esperarlos. Y vencerlos. Basta hojear las hemerotecas para comprobarlo. Y asusta si se colocan nombres, fechas y datos a un lado, y sus solitarios nombres al otro.

Cuando otro gallego victorioso como Alberto Núñez Feijóo aseguraba hace años que el sucesor de Rajoy era Rajoy, hacía gala de un conocimiento cabal de su paisano y de la prudencia que tenían que tener todos los que se acercaban al hombre que se calificaba a sí mismo como predecible".

Lo era, de la misma forma que lo es el elefante. Lo mejor es no atacarle y si se hace ya pueden apuntar muy bien a su frente y acertar. Si no, a correr.Habrá que ver si Feijóo ya tiene enemigos dispuestos a dispararle en esta jungla que es la capital del Reino, y que hasta ahora había evitado.

José María Aznar ha dicho más de una vez en privado que se equivocó al nombrar a Rajoy su sucesor. La historia parece demostrar que no se equivocó en su reflexión a la vista de lo ocurrido tras el adiós en la moción de censura de 2018, pese a buscar otros resultados con la designación.

Es verdad que al antiguo presidente del PP le costó tres elecciones llegar al poder, pero cuando lo hizo en 2011 lo logró con mayoría absoluta. Y estuvo durante once meses en " funciones", pero con otras dos victorias por medio. Ya le superó en las estadísticas.

Lo que logre el todavía presidente de la Xunta si consigue la presidencia del PP ante la falta de rivales, estará por demostrar, al igual que sus condiciones políticas para superar también a su antecesor al frente de la derecha española.

Piel dura, paciencia y memoria. Les han atacado por el lado personal y por el lado político para echarles del poder o impedir que llegasen, por las buenas y por las malas; desde la confrontación interna y partidista a las estructuras económicas y empresariales.

Hasta ahora Alberto Núñez Feijóo les ha ganado a todos. Lo miran , leen las encuestas, escuchan a los augures y a las meigas y creen que es la mejor opción que tiene la derecha española para volver al poder. El se encarga de resaltar las ventajas que tendría una gran coalición de los dos grandes partidos para los próximos años. Ese mito o esperanza que evite la presión y el chantaje de los pequeños partidos cuando la crisis social, económica y política se dispone a caminar por Europa de la mano de la sombra negra de la guerra.

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