Una Cumbre del G20 en la que Putin pueda presumir de que no tienen tantas naciones hostiles, como desearían Estados Unidos y la Unión Europea, puede debilitar la estrategia de Washington que ha intentado por todo los modos posibles hacer el vacío internacional a Rusia tras la guerra de Ucrania.
La última Cumbre del G 20 se celebró en Roma el 30 de octubre de 2021 y ya entonces no participaron en persona ni los presidentes chino y ruso, que lo hicieron por video, ni el mexicano Andrés Manuel López Obrador quien rara vez sale del país en viajes al exterior. El primer ministro de Japón Fumio Kishida como y el presidente de Sudáfrica Cyril Ramaphosa se saltaron la cumbre debido sus países estaban celebrando elecciones.
Putin y Xi Jinping si asistieron a la anterior cumbre celebrada en Riad en noviembre de 2020 cuando todavía era presidente norteamericano en funciones, Donald Trump, que acababa de perder las elecciones frente a Biden.
En una reunión preparatoria del G20, celebrada el pasado 20 de abril, la secretaria del Tesoro norteamericano, Janet Yellen, y el comisario de Finanzas de la UE, Paolo Gentiloni, abandonaron la asamblea cuando inició su intervención el ministro ruso de Finanzas, Antón Siluánov.
Hasta ahora, la petición de Biden de que se expulsara a Rusia del G20 no ha contado con un apoyo mayoritario, salvo los de Canadá, Gran Bretaña y Francia. Rusia ya fue expulsada del Grupo de los Ocho países más industrializados del mundo (el G8) en 2014, después de Crimea se integrara en la Federación rusa tras un referéndum, , pero mantiene su presencia en el G20.
En el G20 se integran una mayoría de países que prefieren mostrarse neutrales ante el conflicto ucraniano,: tres latinoamericanos, Brasil, Argentina y México, cinco asiáticos, China, Corea del Sur, India, Indonesia y Japón, dos africanos, Arabia Saudí y Sudáfrica, además de la euroasiática Turquía, que ha intentado mediar varias veces en la guerra.
Las llamadas potencias occidentales: Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Alemania, Francia, Italia, que componen el G7 con Japón, están por ahora en minoría por lo que de seguir el conflicto vivo en noviembre, lo más seguro es que acabaran por boicotear la cumbre. El primer ministro australiano, Scott Morrison, también objetó la presencia de Putin en Bali.
Las presiones sobre el presidente indonesio son muy fuertes. Por un lado, Estados Unidos pidiéndole que no invite a Rusia y por otra su convecina China a favor de Putin. Además, las encuestas internas muestran que la mayoría de los indonesios apoyan a Rusia y que el 95 % de los usuarios de TikTok y el 73 % de los usuarios de Instagram en Indonesia apoyan a Rusia después de que Zelenskyy dijera que Ucrania necesita ayuda de la OTAN y de Occidente, según Dudy Rudianto, fundador de la empresa de análisis de datos Evello, con sede en Yakarta, al servicio indonesio de VOA.
Según los medios indonesios, los ciudadanos no se fían de las noticias que llegan desde Washington después de que Estados Unidos invadiera Afganistán e Irak alegando armas de destrucción masiva que jno existían, entre otras cosas.
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