Hace un año hubo cuatro formaciones políticas que mejoraron sus resultados anteriores, una que perdió todo y otra que se dejó un tercio de lo conseguido en 2019. Las consecuencias se hicieron rotar de inmediato. Isabel Díaz Ayuso se convirtió en referencia nacional y hasta internacional para la derecha española; Mónica García llevó a Más Madrid al liderazgo de la oposición; Rocio Monasterio mantuvo el equilibrio en Vox; Angel Gabilondo dejó el liderazgo del PSOE y aterrizó como Defensor del Pueblo; Pablo Iglesias abandonó la primera línea de la política; y Edmundo Bal comprobó en sus carnes que el descenso a los infiernos de Ciudadanos en las elecciones generales se consuma en la pérdida total de representación en la Asamblea madrileña.
El gran objetivo de la líder del PP no es ganar las elecciones y seguir en el sillón de mando de la Puerta del Sol. Busca convertir la Comunidad en un espacio físico y político controlado por la derecha - en solitario o con la ayuda de Vox - en la mayoría de los Ayuntamientos,sobre todo en los que cuentan con mayor población y forman el cinturón industrial de la capital. Parece a su alcance tanto por su indudable tirón mediático, al margen de las opiniones que se puedan tener sobre su fulgurante carrera política, como por la división de la izquierda y las dudas que atenazan al PSOE para confirmar a su propio candidato.
La pregunta - cinematográfica - que se hacen muchos de los dirigentes socialistas, sobre todo los que ostentan poder municipal es la misma que sirvió de título a la película de Fernando Colomo, protagonizada por Carmen Maura y con la canción estrella de Loquillo en 1978, el mismo año en el que nació Díaz Ayuso, cambiando, eso sí, el género de su protagonista: Juan Lobato, ¿ qué hace un chico como tú en una guerra como ésta ?.
El secretario general del PSOE madrileño tiene la ambición necesaria para competir y el apoyo del presidente del Gobierno, por lo menos hasta ahora. Lo tuvo para ganar las elecciones internas del socialismo frente al alcalde de Fuenlabrada y se preocupa de buscar su “lugar al sol en la Asamblea “ sin conseguirlo. Ayuso ocupa mucho espacio, Mónica García ocupa mucho espacio, Rocio Monasterio ocupa mucho espacio y lo mismo hacen, por turnos, Carolina Alonso y Alejandra Jacinto. Demasiado perder femenino para el exalcalde de Soto del Real. La pérdida de 13 escaños que tuvo Ángel Gabilondo temen en el PSOE que vuelva a repetirse.
Ciudadanos desapareció del Parlamento regional madrileño y si conserva algo de imagen en el Ayuntamiento de la capital es gracias a su portavoz, Begoña Villacís, que tendrá dificultades para mantenerse si se presenta a la contienda con los mismos colores. Lo normal es que los 26 asientos que perdió nunca regresen a la formación liberal de Inés Arrimadas. Los vientos políticos van a favorecer a las dos derechas mientras que la acentuada división de la izquierda que se aglutina en torno a Unidas Podemos la penalice en las urnas.
Los intentos de Yolanda Díaz de “resucitar o crear” un nuevo espacio que sustituya al agotado proyecto de Podemos no termina de arrancar y las próximas elecciones andaluzas van a ser la mejor de las pruebas de ese estancamiento. Por si no bastara con las peleas y dudas entre la vicepresidenta segunda y las ministras Belarra y Montero, hasta el dirigente que pactó con Pedro Sánchez su salida del Gobierno y su sustitución por la política gallega, Pablo Iglesias, ha pasado directamente a criticarla por su “abandono” andaluz, temiendo que el resultado dejara al desnudo su falta de un proyecto global e integrador de las fuerzas políticas que siempre han estado a la izquierda del PSOE.
Los próximo doce meses van a ser de un batallar diario entre las cinco formaciones que tienen representación en la Asamblea madrileña y en la inmensa mayoría de los Ayuntamientos de la Comunidad. Las descalificaciones y ataques irían subiendo de tono, si es que pueden subir más de lo que ya lo han hecho, y a los socialistas les falta la figura que represente, de verdad y a fondo, la política nacional del partido, que evite que Pedro Sánchez sufra una fuerte derrota en un territorio que marca el sentido de las elecciones generales como es Madrid. La bicefalia que tantos y buenos resultados le proporciona al PNV desde la recuperación de la Democracia puede ser el mejor de los ejemplos.
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