Este es también una “demostración figurada de la realidad” con un único ganador y bastantes similitudes: en la televisión el triunfador se lleva el premio, paga a Hacienda y se marcha a su casa a disfrutar del premio que tan duramente ha conseguido; en Andalucia, tras el dictamen de las urnas, el gran favorito tendrá que empezar a negociar su futuro gobierno mientras que los perdedores buscarán la forma y manera de sobrevivir tras su permanencia de muchas semanas en pantalla. Dos formas de asegurarse su propio futuro al margen de los propios resultados, que también responden al deseo de la audiencia. En el caso electoral a la asistencia o no de los 6.641.828 andaluces con derecho a voto.
Concursantes y políticos desean lo mismo, sobrevivir. Si a la isla hondureña de las privaciones llegaron 16 famosos de diverso grado, a la convocatoria adelantada para el Parlamento de Sevilla también han llegado 16 candidaturas, si bien es verdad que tan sólo seis cuentan con opciones de lograr presencia en la Cámara Legislativa y de control del poder andaluz. Juanma Moreno gana semana a semana en todas las encuestas y seguirá gozando del poder desde el Palacio de San Telmo, con o sin Macarena Olona a su lado. En el resto, por seguir con la comparación televisiva, va a haber perdedores y ya se vislumbran los “parásitos”. Entre los primeros están Juan Espadas e Inmaculada Nieto; entre los segundos Teresa Rodríguez y Juan Marín, convertido éste por méritos propios en el mejor de los ejemplos de lo que es convertirse en víctima del centro político.
Nombres que han desaparecido de la pantalla televisiva y nombres que van a desaparecer engullidos por los mínimos resultados, desde Modesto González y su “Andaluces Levantaos” a Violeta Tercedor y su “Recortes Cero”. La copia regional de “Teruel Existe” que representa Antonio Sánchez-Cañete con “Jaén Merece Más” sería una más de las sorpresas que se dan en ese escenario de la España vaciada que pone en cuestión el desarrollo económico y el centralismo que impera en todo el muno, no vayamos a pensar que se ha inventado en este país en los inicios del siglo XXI.
Los 109 escaños del Parlamento van a depender en buena medida de la participación ciudadana en cada una de las ocho provincias. Entre el 55,5% que se alcanzó en 1990 y el 77,94 que supuso un record en 1996, la media está en torno al 60/62 por ciento de asistencia. Las provincias que más diputados eligen, Sevilla con 18, Málaga con 17 y Cádiz con 13 tienen la llave del resultado, pero las sorpresas de las minorías, como ocurrió a finales de 2018 con el buen resultado de VOX en Almería pueden condicionar tanto la formación del Gobierno como la suerte de todos los candidatos, de los que aparecen al frente de las listas provinciales y de los que sirven de “relleno”. Más de uno se acordará y contará los 13 de Granada, los 12 de Córdoba, los 12 de Almería, y los once de Huelva y Jaén. En estas dos últimas la aplicación de la Ley D´Hont puede que fragmente aún más el Parlamento.