Nadie se cree que los motivos personales –particularmente su embarazo- sea las verdaderas razones de su dimisión inesperada. Ya en el 401 Congreso del PSOE, celebrado en octubre de 2021, Sánchez utilizó la clásica “patada para arriba” nombrándola vicesecretaria general para quitarla de la portavocía del Congreso.
No está tampoco claro –en un país donde cada vez hay menos periodistas interesados en conocer la realidad de las cosas- el por qué de aquella maniobra política de Sánchez que cambiaba una portavoz dura para colocar en su lugar a un hombre mucho más blando, Héctor Gómez, que desde su nombramiento ha tratado de pasar todo lo más inadvertido posible.
Lastra ha dimitido de su cargo oficial en el partido pero quiere seguir como diputada explicando en un comunicado -sin el logo oficial del partido- que transmitió su decisión de dejar el cargo al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, "hace días" por cambios recientes en su vida personal que le exigen "tranquilidad y reposo" y le han obligado a tomar una baja laboral "que se va a prolongar aún un tiempo".
Toda una declaración llena de eufemismos para no llamar las cosas por su nombre: no aguantaba más su situación en el partido donde claramente se sentía cada vez más ninguneada.
Se habla mucho de sus enfrentamientos con el secretario de Organización, Santos Cerdán, otros de los nuevos fichajes de Sánchez que prefiere moverse en las sombras y que huye de los periodistas. Puede ser así, pero la realidad es que ella sentía que cada vez contaba menos para el líder que prefiere rodearse de gente menos fuerte para que no le hagan la cama, como se dice vulgarmente, en los próximos meses cuando el actual inquilino de la Moncloa entre en crisis.
También se ha especulado sobre si su salida se produce como consecuencia de después de la derrota del PSOE en las elecciones autonómicas en Andalucía el 19 de junio, donde bajaron hasta 30 escaños y vieron como el PP se alzaba con su primera mayoría absoluta en esta comunidad. Echar de todo ello la culpa a Lastra es un barbaridad porque la dirección de los comicios las llevó directamente Sánchez y su equipo monclovita.
En su actual puesto de vicesecretaria general, Lastra estaba totalmente aislada, como en una urna de cristal, sin capacidad alguna para intervenir en ninguno de los problemas que acucian al PSOE o al gobierno de coalición, donde las ministras localistas y de Podemos solo obedecen al líder, sin atreverse a criticar algunas de su medidas ni siquiera en privado, porque saben, como decía Guerra, en su tiempo “el que se mueve no sale en la foto”.