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martes 19 de julio de 2022, 03:08h

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Otra semana más, y ya va la tercera, de fuerte apreciación del dólar. El USD Index, en el que el euro pesa un 58%, empieza a dibujar tras el 4% de subida en las últimas tres semanas una especie de parábola ascendente casi vertical en la que también colabora la rápida depreciación del yen, con un peso en el índice del 13.5%.

Algo así debe de ser suficiente para que el recorrido alcista que reste deba de ser modesto, o como poco se acumule la tensión precisa para que un drástico cambio sea posible. Este tipo de situaciones terminan prácticamente siempre así, pero para llegar al punto álgido, casi todo lo que se evalúe debe de ser favorable a la continuidad del movimiento. Es el punto donde entran aquellos que creen que se están perdiendo la fiesta y se suman a participar. Punto final.

PRINCIPAL Y SECUNDARIOS

Dada la velocidad de acumulación de argumentos y su reflejo en la cotización, cada vez debemos de estar más cerca; pero (siempre hay peros), todavía no sabemos qué pasa con el gas ruso, ni cuánto de profunda es la recesión que puede inducir en Europa, ni cuánto de seria es la amenaza de fragmentación en el mercado de bonos europeos, y por lo tanto como va a responder el BCE. Probablemente ni ellos mismos lo sepan, aunque sin duda tendrán un escenario principal con algo del tipo 60% probable, y al menos dos secundarios que se repartan el 40% restante.

LAS CONSECUENCIAS DE CADA UNO

Arriesguémonos con el escenario del 60%. Rusia no va a cortar el gas del todo, para no darse un tiro en el pie. Recortará lo suficiente durante el verano para que los stocks europeos de cara al invierno no estén como nos gustaría. Eso mantendrá los precios altos y Rusia nos vende menos, pero ingresa lo mismo. Como los precios siguen altos, la renta disponible es menor, la demanda agregada de bienes y servicios cae, y se acerca más a la oferta disponible. Así, los tipos no tienen que subir mucho en Europa, (hasta el 1.5-1.75%), los americanos, que no tienen problema de suministro energético, los suben más (3.5-4.0%), y cuando la recesión, aun aplazada, se incorpore por completo en las expectativas, llegará el momento de pensar en bajarlos. No crea que no hay quién ya está pensando en esto. Bajará más quién más los haya subido, la recesión no es profunda ni larga y entonces debería de llegar el tiempo del euro. Mientras, aún con fluctuaciones no menores, el suelo puede estar en 0.96-0.98 dólares.

Bien podría ocurrir que todo se adelantase, -demos a esto un 20%-, y si lo señalado es compatible con un tiempo del euro/usd por debajo de la paridad, que lo es, y en breve todo se alinea a favor del dólar, ya sin más argumentos que llevarse a la boca, podría ser cuestión de no demasiado tiempo que el panorama cambiase drásticamente y donde ahora, con todo el viento a favor solo surgen dólar alcistas, la situación mutase. Puede eso intensificar su fortaleza, pero sería más breve. Peligroso, pero se resuelve antes.

Cierto que también puede darse lo peor. Es el 20% restante. El corte del gas es total, Europa entra en una recesión más larga y profunda, las expectativas de inflación se descontrolan, el mercado de bonos europeos se fragmenta, y el dólar, a pesar de su parábola, se aprecia más allá incluso de los pronósticos más alcistas. Sumemos conflictos sociales en países emergentes y una incidencia ascendente del Covid. Entonces, hasta con 0.90 nos quedaremos cortos.

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