El nuevo sistema de facturación mantiene el precio del kilowatio-hora pero incluye el pago del gas utilizado para producir la energía a un precio que supera el valor de ese kwh, lo que en la práctica el recibo de la luz se encarece en un 50 por ciento. Eso es lo que están sufriendo ya las familias españolas sin que vean la rebaja de la luz prometida por ningún lado.
Lo único que ha conseguido el Gobierno de Sánchez con su famoso decreto para rebajar el precio de la electricidad es que las ricas compañías eléctricas puedan proclamar a los cuatro vientos que la culpa no es suya sino de un Gobierno que carga sobre los ciudadanos todas las subidas, en este caso de la energía, pero también de los alimentos.
Cuando un cliente de Iberdrola, Endesa, Naturgy… llama a su compañía para tratar de entender el por qué le sube la factura mensual un 50% si ahora gasta menos luz, la contestación que le dan suena a ritintin: eso es lo que ha establecido el Gobierno, nosotros solo hacemos que aplicar lo que nos mandan.
De un plumazo en el Consejo de Ministros, Teresa Ribera y Sánchez han logrado que las eléctricas se laven las manos: “No es nuestra culpa, aplicamos las medidas del gobierno”. A medida que las contratos anuales de luz se vayan renovando la factura se va a encarecer un 50% si no es más.
Un conocido economista explicaba hace unos meses que él, un experto, había tardado más de una semana en lograr averiguar cómo se factura la electricidad y que uno de los problemas que tiene el Gobierno –el del PSOE-Podemos ahota y el del PP antes- es que no tienen expertos que puedan discutir de tu a tu con las compañías eléctricas, con lo que cada vez que se hace una reforma del mercado es casi siempre para peor.
Además, algunas compañías eléctricas, como Naturgy, incluye en sus facturas el llamado bono social, con lo que otra famosa ayuda del gobierno para ayudar a las familias más pobres, la acaban pagando directamente los ciudadanos.