Las compras han aparecido en tromba en divisas, bolsas, bonos y materias primas de un modo que puede calificarse como feroz, porque qué mejor que aparente empezar a darse un cambio en los precios cuando todavía la economía, a uno y otro lado, no ofrece un perfil de recesión inminente. Se espera que esto tarde algunos meses más, pero si ya puede celebrarse una victoria parcial, ¿por qué no hacerlo?
Si la inflación se modera antes de lo esperado, la lectura es que los tipos no tienen por qué subir tanto, de modo que tampoco la recesión ha de darse por segura. Después de todo ya se evaluaba una recesión de pocos meses y poco profunda, por lo que, si ni siquiera ha de atravesarse ese estrecho, mejor.
NO CAERÁN EN ESE ERROR
Se dice que una golondrina no hace verano, de modo que veremos hasta dónde llega la enorme corrección que se ha producido en apenas dos días, pero lo normal es que el entusiasmo se modere; porque si los bancos centrales tenían claro que batallar contra la inflación había de hacerse incluso a costa de una recesión, que no estarán dispuestos a hacer si resultase que el temor a la recesión se aparca.
Si cayesen en ese error, que no lo harán, la inflación que podría venir después les exigiría mucho más esfuerzo, al margen de que, errados en embridar las tensiones en precios de este ciclo, volverían a errar en el siguiente. “No way”. Hay riesgos que no pueden asumirse dos veces.
Habrá estos días mucho microanálisis del dato para, pasada la euforia, quedarse en que la inflación ya lleva demasiado tiempo entre nosotros como para que se frenen las inercias que ha desatado en la estructura de precios y salarios. Su impacto está siendo tan amplio y se está intensificando tanto en los últimos meses, que lo probable es que los bancos centrales interpreten la moderación más en términos de oportunidad, que como excusa para frenar el paso. Si la medicina en verdad funciona, no la retires, continúa aplicándola con convicción reforzada y en todo caso disfruta del temprano episodio de éxito.
UN ALIVIO Y NADA MÁS
El dólar se ha depreciado con carácter general y con mucha fuerza, tanto como para que los analistas técnicos pongan su objetivo en la media móvil de 200 sesiones, que se encuentra en la frontera de 1.0450. Más de un 4% en poco más de 24 horas y un 8% desde finales de septiembre.
Probablemente se pare antes de llegar tan lejos, para lo que, además de superar la barrera de su mayor resistencia en 1.0368, tendrá que pasar por la ducha de agua fría que sin duda activarán, sin esperar mucho, los responsables de los bancos centrales, que en poco pueden desdecirse del discurso en el que vinculan inflación con debilidad económica, haciendo pasar el proceso de recuperación por la moderación de los precios.
La batería de argumentos no ha disminuido un ápice: precios de energía, la guerra, la disminución de ingresos reales que influye en la inversión y por tanto en el empleo y en el consumo de los hogares, China…Tanto es así que GS anunciaba a principio de la semana pasada que revisaba a la baja su pronóstico para el euro/dólar a tres meses a 0.94 desde 0.97 con el argumento de la divergencia cíclica entre unos y otros. Poco hay para anunciar el fin del tormento para los compradores de dólar. Un alivio. Nada más.