Las dos grandes batallas políticas de 2023 van a tener lugar en la Comunidad de Madrid y en el Ayuntamiento de la capital del Reino, salvo que Pedro Sánchez adelante las elecciones generales, una situación que niegan desde el gobierno pero que se admite como muy posible y necesaria desde el Partido Popular, y que se solicita desde la oposición de Vox con su moción de censura. Existe un problema soterrado en el espectro de la derecha, la presidenta Ayuso y el alcalde Almeida mantienen su propia guerra por debajo de la mesa.
Será Madrid quien marque el sentido de los resultados en las doce Comunidades autónomas y los miles de Ayuntamientos. Todos son importantes pero la conquista del poder que hoy detentan
Isabel Díaz Ayuso y
Martínez Almeida es el gran objetivo de las dis grandes formaciones politicas de nuestro país, con permiso de las otras dos y las que aparecen en las Autoridades nimias y Ayuntamientos más pequeños. Y el resultado de la cita con las urnas concentra desde ya los máximos esfuerzos de PP y PSOE. Tanto los círculos concéntricos de Podemos como Vox aceptan su papel de gregarios de lujo.
La Comunidad se gobierna desde la sede de la Puerta del Sol y hasta hace unas semanas su “inquilina” aparecía como la máxima favorita a repetir, siempre con la ayuda externa de Vox. Eso ha cambiado en el interior de su propio partido y por parte del equipo de la alcaldía de la capital del Reino. Ayuso y Almeida se soportan pero no se quieren. Es uno de los diarios deberes de Nuñez Feijóo: evitar que salga la sangre política a la calle a la vista de todo el mundo.
Tanto una como otro y sus equipos de confianza esperan a tomarse cumplida venganza a la menor oportunidad, que tendrá mucho que ver con los resultados de finales de mayo.
Dicen que los enemigos politicos están dentro de los partidos y que los adversarios están en la oposición. Y se confirma. La Comunidad se enfrenta a lo que considera una parálisis por parte del Ayuntamiento que le afectará electoralmente. Y lo
mismo piensan la mayoría de la Comunidad que ven a la capital como un espejo.
Lo más lógico es que el reparto actual tras las últimas citas con las urnas, entre las cuatro formaciones, sea muy similar a la hora de “distribuir” votos entre la derecha y la izquierda. Cambiará el “apellido” pero no los bgrandes bloques. Si se confirma, todo lo que puede ganar o perder el PP irá a Vox ; mientras que ese fenómeno será muy parecido en la izquierda, dependiendo de la capacidad de Podemos, Sumar y Mas Madrid de establecer estrategia común y listas conjuntas , sobre todo en los Ayuntamientos.
Las piezas del pacto, al igual que ha venido sucediendo desde el principio de la Transición, serán la Comunidad y el Ayuntamiento, con una extensión a la gobernabilidad de los principales municipos madrileños. Así, si Errejón y Monica Garcia, por un lado, y Juan Lobato, por otro, con Yolanda Díaz e Ione Belarra, a la espera de formar ticket electoral, tendrán que someterse al dictamen final de Pedro Sánchez , que se juega tanto más que ellos.
Va ser un largo camino para todos los contendientes. Es mucho lo que se juegan los partidos ya que el triunfo en el territorio madrileño marcará el color electoral con más fuerza que en ningún otro sitio. Y de ahí que en estos próximos tres meses las zancadillas y la guerra sucia se van a convertir en material informativo. Habrá que confiar que las “falsas noticias” se reduzcan lo más posible y que los protagonistas respeten las más elementales reglas del juego política.