Mucho más cerca y hace unos días, con ocasión de la conferencia de un conocido divulgador experto en geoestrategia ante una audiencia de empresarios en Alicante, la prensa local titulaba así la crónica del evento: “El coronel Pedro Baños le abre los ojos a los empresarios: el yuan se impone como moneda para las transacciones”. En el sobretítulo se lee: “Puede afectar a las importaciones”. Si la crónica refleja fielmente el discurso del divulgador, es probable que muchos de los empresarios se revolvieran inquietos en sus asientos en una zona industrial con un fuerte vínculo en sus importaciones de la economía asiática. El momento es aún más propicio cuando la inflación deteriora el valor del dólar, reaparece la amenaza de una crisis bancaria que afecta sobre todo a los bancos norteamericanos, y está por resolver el problema del techo de la deuda pública en EE.UU. Suficiente para para generar sombras de duda.
China está promoviendo el uso del RMB como medio de pago internacional. La divisa pasó, y aprobó, su particular examen cuando en 2016 el FMI la admitió como parte de los Derechos Especiales de Giro (DEG) que en la práctica significa su aceptación en el exclusivo club de las monedas de reserva.
DE PAGO Y RESERVA
Una divisa puede ser moneda de pago, moneda de reserva, ambas cosas, o ninguna. El líder indiscutido de pago y reserva, es el dólar. El euro se va haciendo un espacio, pero nadie puede asegurar que, en algún momento, no pueda implosionar. Carece, además, de algo esencial, un mercado de capitales todavía por desarrollar.
China puede promover el uso del yuan como moneda de pago, que puede además ser impuesto por contrato, pero no supone en modo alguno que eso refuerce su posición como moneda de reserva. Necesita algo muy importante, que sea una moneda de transacción libre con la que se pueda comprar y vender cualquier cosa en cualquier lugar del mundo, y China ni puede ni quiere abrir su mercado de capitales. Perdería el control de algo esencial para sostener el régimen.
La evolución de la geopolítica hacia una nueva guerra fría va radicalmente en contra de abrir sus mercados de capitales. Esto hace imposible que el yuan se convierta en una moneda de reserva al modo que lo es el dólar. Podrá ir incrementando su actual escaso peso como moneda de pago en su ámbito de influencia, pero su rol como moneda de reserva está muy lejos de amenazar al dólar.
Estos son los datos del Banco Internacional de Pagos y el FMI: en 2022 el dólar estaba presente en el 88% de las transacciones mundiales de divisas, el euro en el 31% y el RMB en el 7%. En cuanto a las reservas, con datos del tercer trimestre de 2022, el RMB representa el 2.57% de todas las reservas de divisas del mundo, el euro el 18.26% y el dólar el 55,54%. Lo dicho, muy lejos. Tranquilos en Alicante.