Viajar a Pekín para convencer al presidente chino de que es necesario que persuada a Vladimir Putin para que Rusia abandone Ucrania y acepte perder la guerra es tan infantil como intentar que un niño pilote un avión de combate. Pedro Sánchez y Emmanuel Macron lo saben y mienten en sus declaraciones. Von der Leyen no cuenta, es apenas un peón en la partida de ajedrez geopolítico que se juega en Ucrania. Ni Rusia puede perder la guerra, ni China puede dejar que la pierda. Si sucediera, ambos países se desmoronarían.
Lo que sí saben todos, incluídos los que aún no han viajado a la capital china, es que la única salida para evitar una catástrofe nuclear de efectos limitados es la negociación. De eso es de lo que están tratando, de los términos y condiciones de la misma. No se trata de ética, ni de principios morales, ni de niveles de Democracia.
Se trata de negocios, de dinero, de control multinacional y de las minorias que en cada país detentan el poder real. Ni Rusia, ni China tienen estructuras democráticas según el modelo liberal occidental; y la Europa de los 27 - tan distinta hoy como lo era hace 30 años - al igual que Estados Unidos y Gran Bretaña han ido rompiendo año tras año las bases de su propio credo liberal y democrático.
Todos aquellos que tengan dudas sobre esta afirmación pueden escuchar las palabras ( interesadas por supuesto ) del republicano Donald Trump desde que inició su campaña para ser presidente de Estados Unidos, durante los cuatro años de su permanencia en la Casa Blanca, y las que acaba de pronunciar tras ser el primer expresidente norteamericano en ser acusado de 34 delitos penales en la ciudad de Nueva York. También pueden escuchar y leer lo que el último representante del apellido Kennedy, sobrino de JFK e hijo de Robert, los dos asesinados, ha dicho en su presentación como futuro candidato a la presidencia por el Partido Demócrata, claramente enfrentado a Joe Biden y a Kamala Harris, y a todo lo que representan. Su libro, escrito en 2021, “El verdadero Anthony Fauci: Bill Gates, Big Pharma y la guerra global contra la democracia y la salud pública”, es el mayor ataque que puede hacerse desde el interior del poder político en Estados Unidos contra ese mismo poder.
El miércoles, 5 de abril de 2023, Robert F. Kennedy Jr. ha presentado su candidatura ante el Comité Federal. Su mensaje y el de Trump se parecen como dos gotas de agua : “ poner fin a la fusión corrupta entre el estado y el poder Corporativa que ha arruinado nuestra economía y destrozado a la clase media”. Ecologista reconocido frente a las grandes corporaciones contaminantes y antivacunas convencido de lo que considera mentiras de Anthony Fauci, sus palabras más duras contra lo que el poder en la sombra en USA, las puede firmar el acusado Donald Trump desde su mansión en Florida: “ juntos podemos restaurar la Democracia en Estados Unidos “.
Desde Moscú Vladimir Putin ve los esfuerzos de sus declarados enemigos de Occidente, y desde Pekín Xi Jianping les escucha con el mismo rostro impasible con el que se ha hecho con todo el poder dentro del organigrama del Partido Comunista y de la estructura de poder en China. Uno y otro, pese a las versiones que se publican en este lado del conflicto, son la parte más “centrista” y moderada de sus regímenes. Existen la derecha más dura y la izquierda más liberal, y las tres corrientes están convencidas de lo msmo: la supervivencia de Rusia y China y de ellos mismos como gobernantes no les permite que la OTAN, que no Volodomir Zelensky, venza en Ucrania. Así de sencillo y fácil de entender. Así de dramático y terrible para el pueblo ucraniano. Así de salvaje para una Europa que parece no haber aprendido nada de las últimas tres grandes guerras que han tenido lugar en su territorio.
Dos viajes tan publicitados como innecesarios salvo para que tanto en España como en Francia sus presidentes vendan su imagen exterior para ocultar o minimizar sus problemas internos. Cuatrocientos días de guerra, que podríamos extender hasta ocho años atrás, ya han dejado a Ucrania destruída y lista para que tras la lluvía de miles de millones en armamento llegue la lluvia de miles de millones para reconstruir todo lo destruído. Menos las vidas de miles de ciudadanos y el odio y el resentimiento que se acumulará por generaciones.
Si Pedro Sánchez ataca, crítica y tilda de fascista a Santiago Abascal en España y deslegitima a Vox para que pueda estar en un gobierno democrático; hace todo lo contrario en Italia con Giorgia Meloni a la que propone como “socia” creible y necesaria para defender tesis comunes en Europa.
La postura de Emmanuel Macron es mucho peor: se marcha a ninguna parte, en busca de ningún acuerdo mientras en Francia le piden a gritos que cambie de Gobierno y hasta que se marche él mismo del palacio presidencial. Menos mal que puede entretener a los franceses con su Secretaria de Estado de Economía Social y Solidaria, Marlene Schiappa, apareciendo en la portada de Playboy.
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