La historia real es española y no hay catalizador que atraviese el tiempo. Comenzó así: convocadas las elecciones generales de 2004 por José María Aznar, todos los sondeos publicados y sin publicar, los pactos conseguidos por el primer presidente del Partido Popular en conquistar La Moncloa, y la mayoría de 183 diputados que había conseguido cuatro años antes indicaban que el sucesor elegido a dedo; Mariano Rajoy, iba a conseguir una victoria tranquila.
Tres días antes de acudir a las urnas morían doscientas personas en los atentados más salvajes de los ocurridos en España, la voladura de varios trenes antes de llegar a la estación de Atocha. Desde el Gobierno se intentó culpar a ETA de todas las formas posibles, pero la mayoría de los españoles no le creyeron. Perdió Rajoy y ganó un casi desconocido diputado socialista por León, José Luís Rodriguez Zapatero.
Hoy, casi veinte años más tarde, apenas se habla de los atentados terroristas y del integrismo musulmán que los llevó a cabo, tampoco de la intervención de España en la Guerra de Irak en busca de unas armas de destrucción masiva que nunca existieron, ni del aluvión de mentiras que se arrojó sobre los ciudadanos desde la gran mayoría de los medios de comunicación. Hoy se vuelve a hablar de la ETA que desapareció tras asesinar a más de ochocientas personas y de los dirigentes que mandaron matar y mataron ellos mismos a familias enteras con coches bombas y tiros en la nuca.y de su llegada a la guerra política y electoral de la mano de Herri Batasuna, primero, y de Bildu, después, con Arnaldo Otegui de cabeza visible.
Es la pesadilla que no deja dormir por las noches al candidato Sánchez, con peor insomnio del que le producía hasta 2020 Pablo Iglesias. Luego de los desordenes nocturno en el cerebro se pasó a una vicepresidencia y cuatro Ministerios. Si Paría bien valía una misa para hugonote Enrique de Borbón en sus aspiraciones al trono de Francia; La Moncloa bien valía un Consejo de Ministros con 23 personas y la mayor presencia de asesores ministeriales que ha conocido nuestra democracia. El slogan “ que te vote Chapote”, difundido masivamente por los corredores infinitos de las redes sociales se ha impuesto a cualquier otro que se haya lanzado desde los círculos socialistas, incluido a última hora el de “que te vote el del bote” dirigido dr forma directa a Núñez Feijóo.
Lo que la matanza de los trenes impidió electoralmente en 2004, lo lograron las consecuencias económicas y financieras de la brutal crisis económica mundial que estalla en 2008, como si de una revancha histórica se tratara. Tras perder en 2004 y volver a perder en 2008, Mariano Rajoy consigue a la tercera de sus opciones la ansiada victoria, y lo hace por una más que holgada mayoría absoluta que supera incluso la lograda por José María Aznar en el año 2000. El político de Pontevedra, tranquilo, flemático y cargado de sorna galaica en cada una de sus intervenciones en el hemiciclo del Congreso, venció con comodidad y se dispuso a permanecer en el poder, al menos, dos Legislaturas y los ocho años que les acompañan.
El destino, siempre caprichoso, no lo quiso así y pese a haber ganado las dos elecciones siguientes, Mariano Rajoy aceptó su inevitable y ya pactada derrota a manos de sus recientes adversarios y en junio de 2018, tras comprobar que los nacionalistas vascos y catalanes habían entregado su cabeza al nuevo y correoso secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, se levantó de su asiento en el banco azul del Congreso, se marchó a comer y no volvió.
Uno de sus antecesores al frente de otro Gobierno, Estanislao Figueras, primer presidente de la Primera República española -sólo duró 5 meses - tras la marcha del Rey Amadeo de Saboya, hizo algo más digno y elevado: harto de las divisiones dentro del Gobierno y de la postura de sus paisanos catalanes, dejó el Consejo de Ministros en plena reunión, se marchó a la estación de AtochA desde la actual plaza de Colón, se montó en el primer tren con destino a París y se convirtió en un exiliado. Era junio de 1873, hace 150 años, y el licenciado en Derecho, miembro del Partido Federal de Pi y Margall, fundador del periodico "Lla Igualdad” dejó el poder con un dictamen oral sobre el comportamiento de los que le acompañaban en la gobernanza del estado: “. Señores, voy a serles franco, estoy hasta los cojones de todos nosotros”.
Esa frase tan española, pronunciada con grito o sin grito, es muy parecida la que desde la derecha del PP y de Vox e incluso desde dentro del propio PSOE le gritan o le murmuran, según se tercie, a Pedro Sánchez: “estamos hasta los cojones de ti y de tu gobierno”. Lo de Txapote es puro oportunismo cargado de mentira, mala leche y grandes dosis de ignorancia dolosa sobre los asuntos de estado y cómo resolver alguno de los fantasmas que nos persiguen a los españoles.
Es ese camino de espinas que está recorriendo el presidente en funciones en el que se pueden descubrir, mirar y analizar , de cara a los comicios del día 23 de este mes de julio, los paralelismo - una vez más - que existen entre lo que pasó en las urnas en 2011, cuando tras la etapa en el poder del PSOE de Rodríguez Zapatero, el Partido Popular, ya con Núñez Feijóo al frente, ha ganado al igual que lo hizo hace doce años, en las dos elecciones que se celebraron en el mes de mayo. También ganó en la tercera, en noviembre, y se pueden comparar las situaciones en apenas diez datos, que son los que permiten otear el inmediato futuro y, como si fueran miguitas puestas en el camino, la ruta que une a los dos políticos gallegos:
1.- Desde este mes de mayo, el 63,15% de la población española está gobernada por dirigentes del PP. El PSOE solo el 8,12%, por detrás incluso de ETC con el 8,12%. PNV y CC prácticamente están igualados con un 4,64% y un 4,57%.
2.- De las 17 autonomías y dos ciudades autónomas el PP gobierna hoy en 13 de ellas: Andalucia, Aragón, Baleares, Cantabria, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Extremadura, Galicia, La Rioja, Comunidad de Madrid, Murcia, y las dos ciudades Ceuta y Melilla.
3.- De las 50 capitales de provincia el PP gobierna en las 8 andaluzas, en las 3 aragonesas, en las dos grandes ciudades asturianas, en la capital mallorquina, en la capital santanderina, en 4 de las nueces castellano leonesas, en 4 de las cinco castellano manchegas, en las tres valencianas, en las dos extrémelas, en una gallega, en la riojense, en la madrileña y en la murciana.
4.- Todas las encuestas, incluido el cambiante CIS, le dan al PP una clara victoria en las elecciones, por encima siempre de los 140 escaños y por debajo de los 160.
5.- El PSOE, con la misma media de todos los cambiantes sondeos, será segunda fuerza, con techo en los 110 y suelo en los 90 escaños. Ninguno , salvo el CIS, le ha puesto por encima de los 120 escaños que logró en noviembre 2019.
6.- Situación parecida a la de 2011 cuando el PP pasó a gobernar 34 de las capitales de provincia tras las elecciones municipales de mayo, con mayoría absoluta en 31. A nivel autonómico el PP gobernó en Aragón, Baleares, Cantabria, Castilla y León, Comunidad de Nadrid, Comunidad Valenciana, Extremadura, La Rioja y Murcia. También Ceuta y Melilla.
7.- En las generales de noviembre de ese mismo año el PP logró su segunda mayoría absoluta, 186 diputados, mientras el PSIE se quedaba en 110. La entonces IU obtuvo once y la UPD, cinco. La izquierda clásica comenzaba a cambiar y el centro político a desmoronarse.
8.- En ese 2011 no se había roto CiU, y ERC era casi testimonial en Cataluña.. El PNV se mantuvo como siempre entre los 5 y 6 diputados, al igual que CC en Canarias. No habían aparecido ni Podemos, ni Vox, ni se había producido el “ referéndum pirata” de Puigdemont. Cuatro años más tarde todo cambió.
9.- Una de las razones del adelanto electoral de Sánchez está en esas cifras. Situación similar en las elecciones municipales y autonómicas de mayo indicaban que el PP podría conseguir pasar con comodidad de los 160 escaños e incluso llegar a la mayoría absoluta.
10.- Con nuevos actores a nivel nacional y otros a nivel provincial el paralelismo entre los bloques de derecha e izquierda hoy, respecto a lo ocurrido en 2011, es evidente. Vox ya es hoy el complemento del PP mientras que Sumar lo es del PSOE