Más armas, más gasto militar, más despliegue de soldados y convertir a la OTAN en el cuartel general de Ucrania ha sido la conclusión a la que se ha llegado en la más reciente Cumbre de la Alianza Trasatlántica en Vilna.
Si ya venía aumentando el gasto en defensa, el retorno de la guerra a Europa, con la invasión de las tropas rusas a Ucrania, ha implicado que la prioridad fundamental sea tener mejor armamento y un ejército más modernizado. La seguridad y la disuasión son prioritarias.
De acuerdo con el Reporte Anual 2022 de la OTAN, los aliados europeos y Canadá dieron más apoyo a la partida de Defensa por octavo año consecutivo. De 2021 a 2022, el gasto militar se incrementó un 2,2% en términos reales y en dinero implicó 350.000 millones de dólares en dicho lapso.
En 2022, siete aliados cumplieron con su compromiso de gastar el 2% de su PIB en defensa. En 2014, solo tres lo hicieron. Tan solo Estados Unidos destina para el rubro militar el 54% del PIB combinado de los aliados y el 70% del gasto combinado de defensa”, de acuerdo con el documento.
Estados Unidos sigue siendo el país del mundo con el mayor gasto militar con 821.830 millones de dólares y prevé incrementarlo entre un 2,5 y un 3% en el próximo presupuesto. La Unión Americana gasta en defensa casi cuatro veces el presupuesto de China y dieciocho veces el gasto militar del Kremlin.
Nada más el año pasado, el gasto militar total de la OTAN fue superior al billón de dólares, pero el compromiso de sus países miembros pasa por una mayor capacidad de defensa y disuasión. Así quedó recogido en el más reciente cónclave de la OTAN, los días 11 y 12 de julio, en la capital de Lituania.
Además, con Ucrania convertida desde el año pasado en la prioridad para darle apoyo militar, económico y logístico a fin de contrarrestar la invasión que libra contra las tropas rusas desde el 24 de febrero de 2022.
De acuerdo con el informe de la OTAN, desde que se inició la invasión, los aliados han proporcionado un apoyo sin precedentes a Ucrania: “Con alrededor de 120.000 millones de dólares en asistencia militar, humanitaria y financiera tan solo en 2022”.
Si bien EE. UU. es el mayor contribuyente individual, Europa y Canadá, proporcionaron más de la mitad de la asistencia general. Los europeos también dieron la bienvenida a casi cinco millones de refugiados de Ucrania.
Los países que otrora no querían gastar ni media décima del PIB en defensa están sacudiéndole el polvo a su arsenal militar rebasado por los avances tecnológicos.
La invasión rusa a Ucrania ha sido una vitamina para la OTAN. Los países del este de Europa presionan para que la Alianza Trasatlántica tenga más presencia e implicación en reforzar el flanco oriental.
Al incremento en el gasto militar se ha sumado un cambio en el paradigma de la seguridad colectiva, gracias al nuevo Concepto Estratégico que identifica a Rusia como la amenaza más significativa y directa para la seguridad aliada e incluye, por vez primera, como alto riesgo a la República Popular China; y otros desafíos tales como las amenazas derivadas de las cibertecnologías; las amenazas híbridas y hasta las implicaciones del cambio climático ante la seguridad de las fronteras.
Un abanico de aristas que han vuelto a ser refrendadas en la Cumbre de Vilna de hace unos días, en la que sigue respirándose cierto aire de triunfalismo porque Rusia no ha conseguido sus planes de apropiarse de toda Ucrania.
Si en la Cumbre de la OTAN de Madrid, el presidente de Turquía, Recep Tayipp Erdogan se robó el protagonismo tras dar su visto bueno para que Suecia y Finlandia entrasen en la Alianza, volvió a suceder lo mismo en Vilna: en los prolegómenos del encuentro, tras varias mesas de negociaciones y gracias a la mediación de Jens Stoltenberg, líder de la OTAN, fue posible que Erdogan aceptase levantar el veto turco contra el ingreso de Suecia.
Finlandia consiguió ser oficialmente el miembro treintaiuno en abril de este año; sin embargo, Suecia fue bloqueada por el Parlamento turco, ante los constantes reproches de que el Gobierno sueco protege y refugia a terroristas kurdos.
El intríngulis de las negociaciones no ha trascendido a la luz pública, ¿qué ha ofrecido la Alianza a Erdogan a cambio de su voto primero a Finlandia y luego a Suecia? Cierta parte de la prensa europea ventiló que Erdogan puso sobre de la mesa destrabar el ingreso de Turquía a la Unión Europea (UE) a cambio de dar su visto bueno a Suecia.
Turquía es miembro de la OTAN desde 1952 y desde 1959 viene realizando trámites de adhesión a la UE sin lograr salvar los escollos sobre todo en varios temas que tienen que ver con democracia, derechos humanos y corrupción. En 1987, presentó su candidatura formal; en 1995, entró en vigor la unión aduanera entre la UE y Turquía y en 1999 la UE le concedió el estatus de país candidato, pero hasta la fecha no ha logrado ser incluido miembro del club europeo.
Erdogan desde luego ha presionado para obtener algo a cambio tanto por su voto a Finlandia, como a Suecia. Al Gobierno sueco presidido por Ulf Kristerson, le aguarda que los parlamentos de los países miembros de la OTAN aprueben la adhesión; todo un proceso que podría demorarle hasta diciembre próximo para estar oficialmente dentro del muro defensivo.
“Que Finlandia y Suecia estén dentro de la OTAN nos beneficia a todos.
Esto es bueno para Suecia, es bueno para Turquía, porque es un miembro de la OTAN que se beneficiará de una Alianza más fuerte y es bueno para toda la organización", afirmó Stoltenberg ante los medios de comunicación presentes.