Esa es la narración de lo sabido. El resto es política y sociología patriótica. El seleccionador estuvo a punto de ser despedido por su apoyo al anterior presidente de la Federación, Luís Rubiales. Se mantuvo y ha conseguido el milagro de formar un equipo solidario, trabajador, que sabe mucho de sacrificio, que cree en sus posibilidades y con enorme talento, tanto en los más veteranos como en los más jóvenes.La imagen de esta triunfo será para siempre la de dos jóvenes de 21 y 17 años, uno nacido en Euskadi, otro en Cataluña, los dos hijos de emigrantes ilegales que se asentaron en las dos autonomías en barrios de la periferia y que encontraron en el futbol su meta en la vida. Lamine Yamal y Nico Williams representan, sin quererlo, ni pensarlo, lo que debería ser la España política; la misma España que también representan Alvaro Morata y Dani Carvajal, al igual que lo hacen aquellos futbolistas que han emigrado a otros clubs de Europa en busca de mejores “condiciones laborales”.
Un día más tarde, Este lunes 15 de julio, el largo desfile y las obligadas visitas al palacio de La Zarzuela y al palacio de La Moncloa, para recibir las felicitaciones de la Familia Real y del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ya pusieron de evidencia que la guerra política seguía tal y como estaba antes del finde semana. Al igual que lo estaban las distintas interpretaciones de los comportamientos de los futbolistas por parte de los medios de comunicación. Más que retratos deportivos ya estamos asistiendo a análisis políticos. Lo mismo que lleva meses pasando con los jueces, co los fiscales y con las organizaciones empresariales y sindicales. La España unida en torno a la gloria o el desencanto que puede producir un balón entrando en una portería se ha disuelto. La España de la vida pública convertida en un lodazal emerge con la misma fuerza con la que el “inmaculado” alemán Kroos retiró al canario Pedro en los cuartos de final de la cmpetición.
Aquí y ahora la portería no está en Berlín, está en Madrid y no hay balones, hay visitas. No existen pases verticales de cara al gol con un jugador que penetra por el centro como una lanza, unos remates en el área rival tras un preciso centro desde los laterales. En Madrid y en la portería de La Moncloa, lo que hay es un registro de entrada que la oposición pide investigar. Quieren saber cuantas veces tiró a puerta Barrabés y si fue el único. Si el rector de la Universidad Complutense hizo bien su papel de reserva para los minutos finales de un curso. Begoña Gómez convertida en un Luís de la Fuente, rubio y con melena, o si Pedro Sánchez es en realidad Pedro Rocha, tan puestos en cuestión tanto uno como otro y los dos con demostrada capacidad de resistencia.
Las quejas de franceses y alemanes cuando fueron derrotados son equiparables a las que a diario demuestran a la derecha y a la izquierda de nuestra vida política. Feijóo y Abascal representan ese papel en este vodevil en el que los dirigentes políticos no son buenos actores, que no conocen los diálogos y en el que la tramoya del escenario está a punto de derrumbarse. Puede que lo haga primero en Cataluña, puede que lo haga por etapas de cinco autonomías o puede que con unos cuantos clavos bien puestos y unos oportunos salidas y entradas de figurantes, aguante en la escena toda esa temporada que abarca una Legislatura.