Sin Presupuestos no llegarán las ayudas de Europa. Sin Presupuestos no se podrán atender las necesidades básicos de los ciudadanos en materias de sanidad, educación, pensiones y paro. Sin Presupuestos no se podrá negociar con las Comunidades autónomas, sean del color político que sean. Sin Presupuestos es imposible alargar la Legislatura hasta el año 2027. Por eso, el gran objetivo que Pedro Sánchez les ha fijado a sus ministros, y en especial a la vicepresidenta y titular de Hacienda, María Jesús Montero, y al titular de Economía, Carlos Cuerpo, es lograr que se puedan llevar los Presupuestos al Congreso con, al menos, 176 votos asegurados.
Si hasta hace unos meses el problema para lograr la aprobación era el techo de gasto y las exigencias de los nacionalistas catalanes y vascos, ahora el problema se ha trasladado al propio Consejo de Ministros con la crisis irresoluble del Sumar que encabeza la tambén vicepresidenta Yolanda Díaz.
Ya no es un problema de acordar con la patronal de la CEOE las jornada de trabajo, el salario mínimo interprofesional o las recaudaciones del IRPF, el problema está en la credibilidad del propio Gobierno y, sobre todo, de su socio minoritario. La crisis de la izquierda alternativa, que nació con Podemos y ha derivado hasta Sumar y los disintos grupos que están bajo ese nombre, ha aumentado el número de acuerdos necesarios para llegar a la mayoría absoluta que necesitan los Presuuestos.
Si las machaconas encuestas de cada semana funcionan, incluida la del CIS de Tezanos, la convocatoria de elecciones generales llevaría a Albeerto Núñez Feijóo y al PP a La Moncloa; y a Santiago Abascal y a Vox al Gobierno. Una razón más que suficiente para que ni el Gobierno, ni el PSOE, ni n ninguno de los socios de investidura desee que se produzca la disolución anticipada de Las Cortes. Es un pegamento endeble pero que hasta ahora viene funcionando.
Los socios temen más la llegada de las dos derechas al poder que las críticas por mantener a un Gobierno que hace aguas por su izquierda. Sumar es un problema, lo saben todos empezando por su lider, pero su desaparición en estos momentos, tendría que garantizar a Pedro Sánchez que los distintos parlamentarios que lo representan mantendrían su voto a los Presupuestos del Estado. Si se aprueban, piensan, cada uno de ellos tendría vida hasta finales de 2025, por lo menos, y con suerte hasta finales de 2026.
Las cifras macroeconómicas de España son buenas, incluso las mejores de Europa, tanto si las dan las autoridades del banco de España, como si las da la Comisión europea, el Banco Central o el FMI. Otra cosa es la economía doméstica, el impacto de la presión fiscal y los comportamientos de las grandes empresas y los grandes bancos, en una posición de difícil comprensión para los ciudadanos cuando sus presentaciones de resultados arrojan cifras record de beneficios. Otro tema que entra dentro de las exigencias que Sánchez ha pedido a Montero y Cuerpo.
Al resto le queda el grave problema de la inmigración y la llegada de decenas de miles de ciudadanos africanos a unas más que saturadas Islas Canarias, con las derivadas de seguridad, trabajo e integración de los menores e incluso niños que comporta; y la posición de España en el mundo global y enfrentado entre las grandes potencias que conllevan las guerras de la casi olvidada Ucrania y la destrucción sistemática a la que asistimos cada día en lo que fue palestina, desde la frontera de Egipto al Líbano.