La tragedia humana de Valencia abre la puerta a la tragedia económica de España
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La tragedia humana de Valencia abre la puerta a la tragedia económica de España

miércoles 06 de noviembre de 2024, 04:13h

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Los Presupuestos Generales del Estado que ha elaborado la vicepresidenta María Jesús Montero ya no sirven. Están sin aprobar pero las cifras de inversión, deuda, ingresos, gastos y ese largo etcétera Ministerio a Ministerio se han quedado obsoletas. La tragedia humana de las inundaciones en Valencia tardará meses y años en olvidarse, sobre todo por parte de las familias que han perdido a uno o más de sus miembros. Lo que viene ahora, de forma inminente y con más periodo de tiempo para calcular la enormidad de la desgracia es la tragedia económica, que desde Valencia y esa Comunidad se va a extender al resto de España.

Las cifras sobre el coste de reparación de las infraestructuras más importantes que ha dado el ministro Oscar Puente están fuera de la realidad. Los 4.500 millones de euros se van a multiplicar, y están sin cuantificar por parte de la Generalitat los millones que esos necesarios para afrontar las inversiones precisas en las redes autonómicas y locales. Esos cientos de kilómetros de las carreteras comarcales que han quedado dañados y que son vitales para la comunicación entre los municipios y para los desplazamientos de sus ciudadanos. Si multiplicamos por diez las cifras del ministro estaremos más cerca de la realidad.

Están luego las grandes y pequeñas empresas que tendrán que partir de cero o de casi cero para retomar su futuro. Si pueden, que muchas, sobre todo las del pequeño comercio, no podrán. Otros cientos de millones que habrá que añadir.

Todo ese mundo de crisis empresarial lleva añadido el enorme coste de personal que ha perdido su puesto de trabajo y que es muy posible que tenga que emprender otros caminos para encontrar los ingresos mínimos y vitales necesarios. Unos estarán en los futuros ERTES, con ese aumento del gasto para el estado, y otros pasarán, por edad, al paro y a la pensión en cualquiera de sus formas. Más gastos globales y menos ingresos.

Está la pérdida de cientos de casas con todo lo que contenían. Nuevos hogares a construir o rehabilitar, si es posible, y unas largas y complejas negociaciones con los diferentes seguros. De igual forma con todos esos coches amontonados y destrozados, que les servían a sus dueños y que tendrán que comprar unos nuevos, con más tasaciones actualizadas que nada tendrán que ver con lo que les costaron en el momento de la compra. Más gasto y más crisis para las pequeñas economías personales y empresariales. Sigamos sumando millones de euros.

Más pérdidas: todas las empresas que no sólo tendrán que rehabilitar sus instalaciones y la maquinaria que utilizaban, también sus productos y los stocks que almacenaban, con pérdida de mercado y de ingresos para mantener en pie las empresas y el número de trabajadores. Menos ingresos a nivel privado y menos ingresos fiscales para el estado. Añadamos más ceros a esta cuenta rápida de los miles de millones necesarios, que se irán desgranando a lo largo de los próximos meses y años. Necesidad de unos nuevos Presupuestos Generales en los que todas las cifras van a cambiar.

Adiós a los gastos llamemos “superfluos” o no vitales para la economía. Los Gobiernos, empezando por el del estado, tendrán que apretarse y mucho el cinturón. Ahorro e impuestos van de la mano, al igual que la inversión. España necesita miles de millones para afrontar la tragedia de Valencia, eso también para las inundaciones que se han producido en la Generalitat catalana, en Castilla la Mancha y en Andalucía. Y están sin cubrir y afrontar del todo las consecuencias de la erupción volcánica de La Palma. Más los millones necesarios para afrontar la acogida y atención a los miles de migrantes que llegan a nuestras costas. En el último fin de semana, en apenas tres días, dos mil personas más que han llegado a las Islas Canarias. Es terrible y duro poner cifras económicas a las tragedias humanas con muertos sin enterrar y sin desaparecidos sin encontrar pero esa realidad es la que vamos a ir viendo durante meses.

Infraestructuras, desaparición de empresas, aumento del paro real, pérdidas comerciales, la lista es más larga y detallada. Habrá que esperar a que las administraciones públicas se atrevan a dar los números reales y los partidos políticos, sobre todo los nacionalistas, entierren durante muchos meses, sus ambiciones territoriales, que siempre terminan en la demanda interesada de sus propias comunidades. Sin entrar en cifras que pueden parecer alarmistas o exageradas, con unas simples sumas y restas de ingresos y gastos, España va a necesitar alrededor de cien mil millones de euros para salir de esta situación.

Y Europa, la actual, con sus gastos en la guerra de Ucrania, sus problemas económicos en Alemania, Francia o Italia, con la competencia entre países y los costes energéticos, con todo ese cúmulo e circunstancias que se pueden agravar dependiendo del resultado de las elecciones americanas, esa Europa no es precisamente muy dadivosa. Presta con intereses. Coste que habrá que añadir en los pagos a realizar en los próximos años.

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