La política española se ha convertido en una confrontación permanente donde los líderes de los respectivos partidos mayoritarios están dispuestos a utilizar cualquier cosa con tal de ganar y Feijóo en eso va a perder siempre a pesar de los intentos de sus barones por intentar que retire para adelante. Le cuesta mucho, lo mismo que le pasaba al también gallego Mariano Rajoy. La líder natural del PP es con mucho Isabel Díaz Ayuso que bebe de la misma fuente que Pedro Sánchez.
Feijóo perdió la posibilidad de llegar a La Moncloa en 2023 porque no supo gestionar el apoyo que necesitaba de Vox y de neutralizar al PNV sumergiéndose en un mar de dudas mientras Sánchez no dudaba ni un segundo en pactar con Puigdemont y prometer la Amnistía a pesar de haber negado tres, cuatro y hasta cinco veces que nunca lo haría. Los ciudadanos prefieren a los ganadores y rechazan a los que se quedan en medio sin decidirse.
Ayuso le había mostrado, primero a Casado y luego a Feijóo, que podía pactar con Vox sin problemas para luego anular ese partido, y que los votantes madrileños, incluidos muchos de ex votantes socialistas, pero el líder del PP creyó que ser bastaba con aplicar a España la mima estrategia que le había valido para anular a Vox en Galicia.
Le equivocó a Feijóo también el relativo fácil triunfo de Moreno en Andalucía para acabar con 35 años de poder socialista, un político moderado que huye de las confrontaciones duras y que puede apuntarse el tanto en 2027 de batir a la “hooligan” de Sánchez, María Jesús Montero, que va a sacar toda la artillería que ha aprendido en el gobierno para tratar de recuperar el gobierno andaluz, aunque allí no tiene ni a Podemos ni a los independentistas para batir al PP. Tendría que pactar con Vox, cosa nada descartable si pensamos que Teresa Ribera aceptó elapoyo de La ultra derechista italiana Meloni para lograr convertirse en vicepresidente primera de la Comisión Europea.
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