Mazón tiene miedo a la cárcel y Feijóo lo sabe, por eso no pide su dimisión
lunes 03 de marzo de 2025, 02:04h
Si el todavía presidente de la Generalitat no tuviese miedo a terminar condenado y con petición de cárcel por su NO gestión de la Dana, que causó más de doscientos muertos y cuyo coste de reconstrucción en los pueblos afectados pasará de los cien ml millones de euros, ya habría dimitido o el presidente de su partido, Alberto Núñez Feijóo, le habría obligado a ello.
Carlos Mazón no tiene recorrido político, ni ahora, ni en el futuro. Es una pesada carga para el Partido Popular, que libre de ese problema podría atacar con mayor libertad la cadena de errores, ausencias y malas decisiones que terminaron en la mayor catástrofe española de los últimos cincuenta años. Al margen de que la culpabilidad judicial se extienda a otras personas, el presidente ausente, con todos sus cambios en las razones que le llevaron a no estar donde debía estar fuera del sillón de gobierno.
Un futuro lejos de la presidencia y con una garantía “laboral” que le permita mantener su nivel de vida no le basta. Su miedo no está en la pérdida del estatus que tiene, ni d ellas ventajas económicas, sociales y políticas de las que goza, está en que una sentencia judicial, que será recurrida en varias instancias, termine por llevarle a la cárcel. Haría bien o muy bien Núñez Feijóo en resolver ese problema lo antes posible, pactando con Vox otro candidato para que termine la actual Legislatura. Santiago Abascal tiene su parte de responsabilidad social por no colocar delante de la estrategia política de su partido, el mayor bien social de una salida de Mazón del palacio de la Generalitat.
Intentar mezclar el caso de la Dana valenciana con otras barbaridades políticas que se están cometiendo, como es la condonación de las deudas a las Comunidades autónomas, que es una vulgar trampa para ignorantes por parte de la vicepresidenta primera del Gobierno, para igualar la necesidad de hacerlo en Cataluña con las del resto de España, es una simple ejercicio de cambio de bolsillos. Lo que se acumula en el izquierda con todo lo que deben, por su deficiente gestión de los recursos propios, las 27 Autonomías, se pasan al derecho y se une a la ya desorbitante deuda de la Administración central. El deudor global será el estado y el precio a pagar saldrá de los bolsillos de todos los españoles, salvo que se adecue la deuda a sumar con una revisión profunda del sistema, que es claramente ineficiente y propenso a la corrupción.
El distanciamiento entre la dirección del PP y el presidente valenciano comienza a plasmarse en los silencios ante las preguntas de los periodistas. No es suficiente, Feijóo debe adelantarse a la más que probable situación de investigado que caiga sobre Mazón por parte d ELA jueza que lleva la instrucción de la catástrofe. Queda un largo recorrido judicial, que hará que los afectados de forma directa, sus familiares, sus amigos y la sociedad valenciana en general - e incluso la española - muestren su indignación ante el hombre que lleva escondiendo la verdad desde el minuto uno. Ese camino lo debería hacer sin el respaldo directo del PP. Ser una alternativa real al actual gobierno socialista de Pedro Sánchez exige esa muestra de prudente y valiente decisión.