Trump convierte a Europa en una gran fábrica de armas
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Trump convierte a Europa en una gran fábrica de armas

sábado 08 de marzo de 2025, 06:36h

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Trump consigue en dos meses que Europa se convierta en una gigantesca fábrica de armas. El cambio de actitud de Estados Unidos respecto a la guerra de Ucrania y el deseo de su presidente de negociar y pactar con Vladimir Putin el fin del conflicto, sin contar con el gobierno de Volodomir Zelensky, ni con ninguno de los gobiernos europeos de la UE, ha obligado a los 27 estados miembros, más al inestable Reino Unido, ha cambiar de forma radical todo lo que tenía proyectado para los próximos años

Europa será menos verde, más atómica, menos austera, más agresiva, menos feminista, más represiva, menos libre. Volvemos a la Guerra Fría de los años cincuenta y sesenta. Regresamos a la Rusia culpable, a la Rusia que nos quiere destruir, a defendernos de una tiranía que necesita saber que va a tener enfrente a 27 países dispuestos a combatir hasta el último de sus ciudadanos por preservar su historia de democracia y forma de vida.

Todas estas líneas anteriores resumen las informaciones que salen de la presidencia de la Comisión de Bruselas y de la mayoría de los dirigentes de los países e la UE que, en menos de una semana, han cambiado por completo todo lo que habían prometido a sus ciudadanos. Las políticas de sanidad, educación, asistencia social, ayudas a los parados, pensiones, futuro para los más jóvenes, ecologismo frente al cambio climático… todo eso se deja a un lado. Los países pueden aumentar su deuda, siempre que se dediquen a fabricar armas y a aumentar sus gastos en defensa: más soldados en lugar de más educación. Tanques en lugar de ordenadores, para hacerlo más fácil de entender.

Todo lo que nos han dicho de que era urgente, imprescindible, la única forma de salvarnos del desastre inminente al que se dirigía la civilización se ha convertido en papel mojado. Y todo gracias a que un hombre rico, rodeado de otros hombres muy, muy ricos, ha decidido que iba a cambiar todo lo que parecía intocable, y que ya nos hemos dado cuenta de que no lo era. El tiempo de las grandes mentiras es una realidad: una mentira, seguida de otras mentiras y repetida muchas veces terminará siendo la verdad histórica o, al menos, la verdad coyuntural que sirva para que el engaño funcione.

El brutal Trump y su corte de hipersupermega millonarios lo que ha hecho es decirnos a todos lo que ellos quieren hacer y de forma directa y muy rápida. No engañan, los que estábamos engañados éramos nosotros, con nuestros líderes asustados y corriendo a montar reuniones imposibles que les sirvan para tapar las enormes carencias que tenía y tiene la vieja y atrasada Europa.

Hemos dejado, han dejado esos mismos líderes que ahora se quejan de los deseos del presidente de Estados Unidos, que se produzca un auténtico genocidio en Palestina, han permitido que en Ucrania haya centenares de miles de muertos, han permitido que Rusia crezca territorialmente a costa de kilómetros de suelo que pertenecían a Ucrania, han dejado que Europa pierda la carrera tecnológica incapaz de competir con USA o China… la lista es muy larga y el resumen es muy corto: los dirigentes europeos han mentido a sus ciudadanos en los temas fundamentales y les estaban entreteniendo con asuntos de las minorías. Todo pagado por el estados y con unas deudas soberanas imposibles de pagar, ni ahora, ni nunca. Apuntes en el libro gordo de Petete, que es en lo que se ha convertido el banco Central Europeo.

Podemos leer y oir cada día que Putin es un tirano y Trump un loco. Repetir una frase tan corta es fácil de aprender. Se trata de repetirla mucho mientras se busca la manera de rentabilizar lo inevitable, de repartirse el después que siempre llega tras las guerras, que a su vez son consecuencia de la incapacidad social y económica de los gobernantes por hacer lo que se comprometieron a hacer en sus programas electorales.

Decir que Europa, la Europa de los 27 puede vencer a Rusia en el escenario de Ucrania, sin la ayuda de Estados Unidos es una de esas grandes mentiras. Putin no va a perder la guerra, antes la extenderá a toda Europa; decir que los palestinos van a regresar a Gaza y a Cisjordania de la misma forma que antes de las ofensivas del ejército de Israel, es mentira. Nada va a ser igual en esa parte de Oriente Medio. Decir que se van a contener las llegadas de jóvenes emigrantes a Europa es mentira, seguirán llegando expulsados por la pobreza de sus países o enviados por las mafias de esos mismos países.

La verdad tiene unos efectos terribles para la política. Puede que los ciudadanos la castiguen en las urnas por los efectos de la propia guerra sin cuartel que mantienen los partidos. El ejemplo de nuestro hoy en España es inmejorable. No quieren los dirigentes aprender en cabeza ajena y prefieren mirar para otro lado. Feijóo y su equipo acusan todos los días a Sanchez de todas las fechorías posibles, pero Mazón sigue siendo el presidente de la Comunidad valenciana.

Para el PP las cesiones a Cataluña son una mala decisión, pero cada vez hay menos independentistas y poco a poco la normalidad institucional se está convirtiendo en el mejor de los caminos para la Generalitat. La izquierda de la izquierda, la que está en el Gobierno y la que está fuera se empeña en reivindicar y atacar, pero está más alejada que nunca de la vida diaria de los españoles.

Un ejemplo simple, directo, posible y aterrador para este país, que Trump, Vance o Rubio podrían hacer con una simple llamada, incluso sin llamada: ¿Qué haría este Gobierno,que haría la oposición qué harían la izquierda y la derecha si mañana cinco mil, diez mil personas empujaran las alambradas que separan Marruecos de España en Ceuta o Melilla?. Ni la UE, ni la OTAN podrían hacer nada y, por desgracia, nuestras Fuerzas Armadas, tampoco.

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