En este territorio de apenas ocho mil kilómetros cuadrados, 179 municipios y el primero en creación de riqueza a nivel nacional va a tener lugar la madre de todas las batallas, con un resultado incierto cuando falta año y medio para ir a las urnas y sin que ningún partido tenga claro con qué nombres quiere presentarse ante los ciudadanos. Ni el Partido Popular, que gobierna, ni el PSOE, que lleva 18 años " presidiendo" la oposición, ni la Izquierda Unida que sabe de su papel de compañera de viaje, ni la " joven" UPyD que a jugar el mismo papel.
Si en el resto de España se van producir muchos cambios y las guerras internas de los distintos partidos, primero; y las externas, más tarde, van a dejar en la cuneta a muchos de los nombres que hoy se sientan en los Parlamentos autonómicos, en los Ayuntamientos y en los gobiernos regionales; en Madrid todo va a ser más duro, más fratricida, más exigente y con mayor alcance que en ningún otro sitio.
Sin duda será importante lo que ocurra en Murcia tras la marcha del actual presidente de esa Comunidad, lo mismo que será importante lo que ocurra en Castilla y León si finalmente Juan Vicente Herrera decide buscar un hueco en la lista del PP para Europa. Y habrá que ver si en Euskadi el PNV se fortalece frente a Sirtu o es la izquierda abertzale la que sigue ganando posiciones, dejando a un lado a los dos que van a seguir perdiendo posiciones, que son los populares y los socialistas.
Se mirarán los resultados en Cataluña dentro del debate separatista, que seguirá vivo con o sin Artur Más al frente de la Generalitat y de CiU. Se mirará si Pere Navarro y Alicia Sánchez Camacho con sus respectivas formaciones de alcance nacional siguen en el hoyo en el que están metidos, y si los " Ciudadanos" de Rivera se convierten en tercera fuerza y comienzan a implicarás en la gobernanza de algunas ciudades y algunos gobiernos, en dura competencia por los mismos espacios electorales con la UPyD de Rosa Diez, ambos ya sometidos a los primeros problemas de credibilidad democrática dentro de sus propias filas.
Tendrán impacto las batallas de Valencia y Andalucía. La primera por ver si Alberto Fabra y Rita Barberá encabezan las listas del PP en la Comunidad y en el Ayuntamiento valenciano, y si ellos o sus sucesores son capaces de mantener la mayoría absoluta de la que gozan en estos momentos. Y de sí, en caso de perderla siguen siendo el partido más votado y tienen capacidad de pacto para mantenerse en el poder o asistiremos a uno de esos vaivenes que pueden servir de punto de partida para lo que vaya a ocurrir unos meses más tarde en las elecciones generales. En cuanto a la segunda, y si la emergente Susana Díaz no adelanta los comicios autonómicos para investirse con la autoridad de los votos por derecho propio y no por delegación, asistiremos a la confirmación de la entente entre el PSOE e IU, a descubrir el alcance de los daños que los escándalos de los ERE han hecho en el electorado socialista, y a comprobar hasta qué punto han acertado en el PP con la " doble" sucesión de Arenas y Zoido.
Trabajo, mucho e ingrato y duro trabajo van a tener en estos larguísimos meses Maria Dolores de Cospedal y Elena Valenciano como máximas responsables de las listas de los dos grandes partidos. Y como lo va a tener Cayo Lara si su objetivo - que lo es - es conseguir lo que no consiguió Julio Anguita: el famoso "sorpasso" italiano, adelantar al PSOE por la izquierda y convertirse en la referencia nacional del progresismo, un deseo difícil y ante el que los propios socialistas ya están poniendo los remedios que creen necesarios. Además, dentro de la coalición habitan demasiadas " sensibilidades" en. Usa todas ellas de conquistar el mando, desde los llamados oficialistas al Frente Amplio o la Izquierda Abierta.
Todas estas tensiones y escaramuzas internas de los partidos cristalizan en Madrid de forma especialmente dura e intensa con aspiraciones de los candidatos y sus entornos que se debaten entre el poder central de PP, PSOE e IU y el poder autonómico y municipal de esas mismas formaciones. En el PP, pese a la ventaja inicial con que cuentan desde la mayoría absoluta que mantienen desde hace años, creen que con Ana Botella al frente de la candidatura perderían esa posición y tendrían que recurrir a pactos de gobierno con otras fuerzas, presumiblemente con UPyD, donde la última palabra la tendría sin lugar a dudas su líder, Rosa Diez. Por eso están mirando otras opciones, entre las que destaca como punto de encuentro entre " duros" y " blandos", la de la actual Delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, descartada por sus recientes y abundantes choques con Mariano Rajoy y por su "abandono" de la presidencia regional, Esperanza Aguirre.
En el PSOE, el problema está más en el enfrentamiento entre Tomás Gómez y Alfredo Pérez Rubalcaba que en la designación del propio candidato municipal. Jaime Lizavestky tiene el apoyo del secretario general de los socialistas y de la dirección nacional de su partido, mientras que Gomez, que controla el aparato del socialismo madrileño juega con la posibilidad del televisivo Antonio Carmona, como pieza de cambio para mantenerse el mismo como candidato a la presidencia autonómica.
En Izquierda Unida, si finalmente Angel Pérez abandona el sillón municipal por cumplir su tiempo estatutario y aunque desee cambiarlo por su vuelta a la Asamblea madrileña, el puesto de líder en el Ayuntamiento está más que solicitado, sobre todo porque si las encuestas se cumplen y el PP pierde la mayoría absoluta, las posibilidades de un gobierno de coalición entre PSOE e IU son muchas y muy apetecibles. Aquí entraran en juego el propio Cayo Lara y el responsable regional Eddy Sánchez, con el renovador Pablo Iglesias esperando su oportunidad para " jubilar" a los que han estado mandando desde casi siempre. Esta guerra interna, por ahora, se mantiene en el municipio de Rivas, el Ayuntamiento emblemático para la coalición desde que Fausto Fernández conquistara la alcaldía.