... con lo que consigan entre esos siete millones de habitantes. Y las primeras escaramuzas ya han comenzado entre los contendientes o los aspirantes a encabezar las listas de sus respectivas formaciones.
El Partido Popular parte con una enorme ventaja, que a su vez es su gran problema. Es muy, muy difícil que pueda repetir los resultados del año 2011 en el que acumuló a la mayoría absoluta en la Asamblea regional el gobierno, también por mayorías absolutas o con el apoyo de UPyD, en la casi totalidad de los Ayuntamientos. Dentro de unos meses el bajón puede ser espectacular salvo que se cambien las reglas de juego y la elección de los alcaldes sea por mayoría directa. Si se cambia la Ley, tal y como ha propuesto el presidente del Gobierno, el PP puede asegurarse la victoria ya que desde su "unidad del centro derecha" se enfrentaría a la parcelación del voto del centro izquierda en cuatro o cinco opciones. Una ventaja considerable en toda España y que además, dejaría a los nacionalistas catalanes y vascos con el dominio en sus respectivos territorios. Una jugada que favorece el bipartidismo, que dejaría a un 30 o 40 por ciento de la población aún más desencantada de la política y que no favorecería la cohesión territorial que tanto se reclama.
Entre los populares se espera a la " gran encuesta" que aclarará en el otoño los apoyos ciudadanos con los que pueden contar cada uno de los posibles candidatos. Esa era la hoja de ruta desde la dirección nacional de la calle Genova, pero en estos meses las cosas están cambiando en esa trinchera: para empezar, uno de los nombre previstos para la encuesta, el de Manolo Pizarro ya se ha caído al aceptar la presidencia adjunta de El Corte Inglés. Otro, el de la vicepresidenta Sáenz de Santamaría, hace conjuros para no aparecer. Y de los que quedan y se saben, dos están moviendo dicha en sus respectivas áreas de gobierno para mantenerse: Ignacio González y Ana Botella, que fuerzan al partido con sus últimas medidas " populares" y su distanciamiento del gobierno de la Nación. En Genova no querían testar a Esperanza Aguirre, pero no tendrán más remedio que hacerlo, y en cuanto a la Delegada en Madrid, Cristina Cifuentes, se ha sacado de la manga unas " primarias" que hoy por hoy no se contemplan en el partido.
En el PSOE, lo que quiere Tomas Gómez, el actual secretario general regional, y lo que pueda querer el nuevo secretario general del partido que saldrá elegido este mes, pueden ser dos cosas muy diferentes. Tanto como para afectar a las candidaturas de la Comunidad y la capital y de los principales Ayuntamientos. Gómez quiere encabezar la lista autonómica y que Antonio Miguel Carmona encabece la de la capital, algo a lo que se opone Jaime Lizavestky y una buena parte de un dividido socialismo que soñaba con la pérdida de la mayoría absoluta del PP y la posibilidad de pactos con IU para volver a los gobiernos de la Comunidad y una gran mayoría de municipios.
Las expectativas han cambiado desde las pasadas elecciones europeas y la irrupción de Podemos en el territorio de la izquierda. Si se mantiene el empuje de la formación que encabeza Pablo Iglesias tendrá que contarse con ellos para alcanzar el poder frente al PP, y si se produce el cambio de legislación tendrán que buscar nuevas fórmulas que eviten la disgregación del voto y la cómoda victoria numérica de los populares. Izquierda Unida va a cambiar a la mayoría de sus antiguos candidatos y en Podemos no se conocen los nombres de la dirección que se " atreverán" a encabezar las listas en Madrid.
Quedan otras dos fuerzas con distinto y singular destino: por una parte la UPyD de Rosa Diez, que parece haber alcanzado su techo y que a lo máximo que parece aspirar es a repetir resultados o a bajar en algunas poblaciones por su relación con el gobierno al que han venido apoyando; y por otra, los desgajados del PP que formaron Vox, que es difícil que alcancen escaños autonómicos o municipales pero que pueden restarle votos a sus antiguos compañeros. En los últimos vuelve a aparecer el mismo fenómeno que en Podemos, que no se sabe con que cartas o liderazgos jugarán en las batallas de Madrid.
Las distintas trincheras se han establecido en el interior de las distintas formaciones políticas. Se trata de ganar la batalla de las nominaciones para luego enfrentarse a los adversarios del exterior. De los resultados que se den en la capital y en la autonomía dependerá una buena parte de la estrategia que vayan a seguir los partidos de cara a las elecciones generales de final del año 2015. No parece razonable que Mariano Rajoy vaya a adelantar esos comicios. La economía y la tantas veces anunciada recuperación marcan el gran calendario.