La izquierda y la V Internacional
miércoles 19 de noviembre de 2014, 22:55h
Lleva la izquierda europea 150 años debatiendo si el mejor camino para cambiar la sociedad y hacerla más justa y más libre es la socialdemocracia o el comunismo, ya sea éste el de Trotsky, el de Stalin o el que alumbraron de la mano Enrico Berlinguer, George Marcháis y Santiago Carrillo...
... en la década de los setenta, y que presentaron en sociedad con ocasión de las primeras elecciones democráticas en España a mediados de 1977. Cuatro Internacionales no han sido suficientes y ahora parece que desde España con Pablo Iglesias y Podemos y desde Grecia con Alexis Tsipras y Syriza, los tataranietos de Carlos Marx y Federico Engels quieren ensayar una quinta para ver si consiguen lo que no consiguieron las cuatro anteriores: el fin del capitalismo.
En las dos primeras se oficializó la ruptura entre los socialdemócratas ( acusados de traidores y de ser simples administradores del capitalismo ) y los comunistas y anarquistas que acababan de tomar el poder en la Rusia de los zares. La Tercera se convirtió en un instrumento de Stalin tras la II Guerra Mundial y los equilibrios de la Guerra Fría entre Occidente y Oriente con el Muro de Berlín como punto de encuentro y separación de ambos mundos. Y la Cuarta tuvo la pequeña vigencia de la vida de su fundador, León Trotsky, quien muerto por el piolet del español Ramón Mercader no pudo ver como sus " discípulos" se peleaban a ambos lados del Atlántico.
Mientras que en Madrid el " equipo de fútbol" que ha elegido Pablo Iglesias para convertir a Podemos en un partido político de gobierno recibía el apoyo de Tsipras y ambos propugnaban cambios radicales en la economía y en la estructura social del sur de Europa; en Italia, Matteo Renzi y Manuel Valls se declaraban tan pragmáticos de la izquierda posible que el primero plantea el despido libre a los sindicatos transalpinos y el segundo la pérdida de la palabra socialista a sus compañeros franceses. Y en medio de esas dobles parejas se encuentra el socialismo español de Pedro Sánchez, que ideológicamente está mucho más cerca del italiano y del francés, pero que ni se atreve a plantear en la España de hoy un programa parecido y cree que o recupera los votos perdidos y emigrados hacia Iglesias y los suyos o su carrera política puede ser muy corta.
Son dos mundos, dos formas de entender la crisis económica y política que se está viviendo en Europa desde hace una década. El socialismo en general no acierta en su choque con el capitalismo que puede presumir y presume de haber ganado la batalla de las ideologías, por lo menos hasta finales del Siglo XX, que ahora ya estamos viendo como resurgen los fantasmas del pasado a un lado y otro de la trinchera que dividió el mundo desde que los bolcheviques tomaron el poder. Que Podemos lo hayan ideado, creado y organizado ocho profesores de Universidad, dos juristas y un ingeniero de telecos, y que aprovechando el tirón del 15-M organizarán sus primeros pasos a través de los Círculos, deja bien claro cuales son sus modelos y en donde han encontrado su inspiración: primero la teoría y la historia, las tesis doctrinales primarias, y luego la acción, la realidad en la que se ajustan los modelos y los programas.
Lo dicen y lo vuelven a decir en cada aparición pública: Podemos quiere gobernar. No se trata de atacar el orden establecido y los equilibrios que salieron del pacto entre la oposición de dentro y fuera del franquismo y los propios franquistas desde el año 1977. Iglesias, Monedero, Errejón, Bascansa, Honorato, Alegre, Mayoral, González, Ballester y Pascual quieren aplicar lo que han leído en los libros, lo que creen haber aprendido de la historia. Su cura de realismo vendrá a partir del 24 de mayo del año que viene cuando tengan que pensar y hacer listas en toda España para presentarse a unas elecciones generales, y tengan que ofrecer mucho mas que una rebelión contra la corrupción y la burocratización de los partidos que han gobernado en nuestro país, y señalen a los españoles las recetas para combatir el paro, mejorar las pensiones, cambiar la educación para salir del furgón de cola, mantener una sanidad pública y universal, dotar de casa a los que la han perdido, mantener el déficit público por debajo del 3% del PIB, negociar con el BCE y con el Fondo Monetario, salir de la OTAN y rebajar el presupuesto de Defensa...
Renzi y Valls quieren administrar la izquierda del futuro dentro de los esquemas y los principios que rigen en Europa y en Occidente en estos momentos. Iglesias y Tsipras quieren devolver a la izquierda los principios que perdió en 1938, aquel tiempo en el que los españoles andábamos a tiros unos contra otros por la voluntad de Don Dinero y de su brazo armado de impedir que una República que se llamaba democrática jugara un papel distinto del que al final jugó en la Gran Guerra.