La estabilidad se resquebraja
Desde su máximo de mayo, el euro ha perdido con el dólar más de un 10% sin apenas correcciones. Según la tercera Ley de Newton, por cada acción hay una reacción igual y opuesta. De momento no ha hecho asomo de aparición, pero tendrá que hacerlo. Es difícil que los inversores se alejen...
... de la expectativa de que la moneda comunitaria continúe debilitándose frente al billete americano.
Como siempre, las sesiones del G-7 y del G-20 incluyen en su comunicado final el compromiso de no establecer objetivos en sus tipos de cambio con propósitos competitivos. Poco valor tienen estos compromisos cuando siempre queda la posibilidad de culpar a los mercados. El caso de la evolución del rublo frente al dólar, y su correlación casi 1:1 con el precio del petróleo en dólares, puede que sea casual, pero sirve para mantener los ingresos constantes en rublos de sus exportaciones de crudo.
Es posible que si el petróleo deja de depreciarse también deje de hacerlo el rublo, pero seguramente será casual. O quizá se deba al desacuerdo con las sanciones occidentales el que Rusia no siga las recomendaciones del G-20 y efectivamente las cosas son como parecen y resulte que el tipo de cambio esté siendo utilizado con propósitos competitivos.
En las economías desarrolladas, la manipulación (no bancaria) de los tipos de cambio es más sutil y viene a consecuencia de la masiva creación de liquidez de los últimos años. El descenso de los tipos de interés y la recuperación en paralelo del precio de los activos de todo tipo, incluida la renta variable, creó una falsa sensación de estabilidad cambiaria, que hace ya un tiempo que viene avisando con resquebrajarse. El incremento de la volatilidad es un primer síntoma. Cuestión añadida es si este incremento no es a su vez un aviso de proximidad de fin de etapa, algo que, por otra parte, no es demasiado difícil de aventurar.
En las economías más desarrolladas, la manipulación (no bancaria) de los tipos de cambio es más sutil y viene a consecuencia de la masiva creación de liquidez
Pero volvamos a los tipos de cambio. Desde su máximo de mayo, el euro ha perdido con el dólar más de un 10% sin apenas correcciones. Según la tercera Ley de Newton, por cada acción hay una reacción igual y opuesta. De momento no ha hecho asomo de aparición, pero tendrá que hacerlo. En lo que parece una natural consecuencia de la diferencia entre las políticas monetarias de EE UU y Europa, el pensamiento de los inversores es difícil que se aleje de la expectativa de que el euro continúe debilitándose frente al dólar, estado de opinión cada vez más asentado y extendido.
Ahora que se acerca el final de año, conviene una breve reflexión sobre esto. Es papel de los mercados descontar el futuro. Si se ve muy claro, lo hace muy rápidamente; y si la opinión está muy extendida, las correcciones son más tardías y en general más violentas. Quizá en este instante, los mercados estén viendo las cosas muy claras y no les falta razón, pero ¿está tan claro que en la primavera próxima EE UU elevará los tipos de interés y que el BCE va a proceder a la compra de activos, deuda soberana incluida, a la velocidad que los inversores han descontado? ¿Es que no importa el rechazo alemán o cuál era el mandato original del BCE? ¿No está descontado en el precio de muchos activos (también la renta variable) que las políticas monetarias van a seguir creando liquidez hasta que el crecimiento sea capaz de sostenerse por si solo? ¿No se está dejando de lado el pobre resultado del experimento japonés?