Pedro Sánchez sueña con ser amigo de Pablo Iglesias, pero se le ha adelantado Rodríguez Zapatero que ha decidido hacer una pinza con el líder de Podemos para acabar de hundir al PSOE.
A mí no me extraña en absoluto que Rodríguez Zapatero le esté haciendo la puñeta a su propio partido y que después de un período de prudente silencio haya regresado a la actualidad política colaborando con el régimen de Maduro al hacer de intermediario de sus mensajes con el preso de conciencia Leopoldo López, y dándole consejos a Pablo Iglesias sobre cómo puede fastidiar a Pedro Sánchez.
A José Luis- como le llaman los que todavía no le conocen demasiado bien – le habría gustado ser de Podemos, porque en el fondo fue un precursor de las ideas del movimiento que lidera Pablo Iglesias, y ya lo acreditó en su relación con Cataluña, en su odio visceral a la derecha democrática española, en su indisimulada fobia a todo lo que oliese a los Estados Unidos y en su sectarismo indisimulado. Por eso Pablo Iglesias ha declarado que Rodríguez Zapatero ha sido el mejor presidente de gobierno que ha tenido España, y a él se le ha hecho el culo Pepsicola.
Dicen que el tiempo es el mejor amigo del doctor Alzheimer, pero a mí me gusta añadir que la desmemoria se alía con los estúpidos para que vuelvan a tropezar en la misma piedra. En España somos muy dados a linchar a nuestros presidentes de gobierno mientras están en el ejercicio de su función, pero una vez que han muerto políticamente les hacemos muy buenos entierros, como recordaba el propio Rubalcaba que a los más que llegó políticamente fue a vicepresidente de un personaje que acredita el mérito de haber dejado a nuestro país hechos unos zorros y a su partido para el arrastre.
Rodríguez Zapatero es un personaje al que los socialistas no deberían olvidar, y los demás, tampoco, porque tiene vocación de dinamitero, y en su curriculum figurarán siempre los denodados esfuerzos que hizo durante su presidencia por alimentar la división entre las dos Españas.
Su eslogan preferido era “los enemigos de mis enemigos, son mis amigos”, y actuó en consecuencia aliándose con cualquiera, por despreciable que fuese… y creó escuela.
En el PSOE el alma está dividida entre los que tienen memoria , que son los más viejos, y el grupo de los jóvenes desmemoriados que, o no han leído la historia de este país o el día que la explicaron no fueron a clase.
El Partido Socialista quiere dormir con su enemigo, aunque la experiencia le estalle entre sus partes blandas, y esa vocación suicida o dinamitera proviene de la etapa en la que el nuevo amigo de Pablo Iglesias rompió con el pasado del Psoe.