El jugador luso y el tenista mallorquin son dos prodigios fisicos que han cimentado sus triunfos en su fortaleza, en su enorme capaxidad de resistencia, en unos cuerpos que respondian a exigencias extremas, capaces de llegar a balones o pelotas que eran imposibles para sus adversarios. Fortaleza con calidad, pero fortaleza por encima de todo.
Ahora, tanto Cristiano Ronaldo como Rafa Nadal se enfrentan al paso del tiempo y el desgaste que los esfuerzos han producido en sus anatomias se atletas. El delantero del Madrid y de la selección lusa demostro no encontrarse bien al final de la Liga y en l final de la Champion. Se le veia cansado, sin capacidad de sprintar, sin visión de gol. Y esas mismas penurias han aparecido en el primer partido de Portugal frente a la debil, bisoña y esflerzada Islandia.
Portugal no encontró su juego y Cristiano no supo marcar cuando tenia todo a su favor y no pudo desprenderse de sus marcadores cuando debia hacerlo. Estuvo gris, desdibujado, refugiado en la banda, con una sonrisa de impotencia en su rostro. Si sigue asi Portugal no llegará muy lejos, si es que pasa a octavos, lomque serïa un desastre para los lusos y un bajón en el cachè del deportista que màs cobra del mundo.
En el caso de Rafa Nadal ocurre algo parecido. Nadie duda de su entrega, de su capacidad de sufrimiento en la pista, de su califad como tenista. Tampoco se duda de quenhan sido sus cualidades atleticas, su fisico el que le ha permitido estar por encima de sus rivales.
Ocurre que el desgaste comienza a pasar factura. Tuvo que abandonar Roland Garros y renunciar a Wimblendon por problemas se muñeca, antes habian sido las rodillas. Brazos y piernas sometidos a un estresante castigo desde hace quince años.
Tienen Cristiano y Nadal recursos y exigencias personales para mantenerse en la elite de sus competiciones, pero van a tener que cuidarse màs, exigerse menos, medir los esfuerzos y las competiciones. Sus cuerpos les están avisando. Son inteligentes y sabrán negociar sus propio futuro.