Diego Armario

Una mentira no puede tener premio

Lunes 05 de septiembre de 2016

Conozco a un vecino que tiene un amigo que es funcionario de carrera al que le habría venido muy bien que le nombraran Director Ejecutivo del Banco Mundial, que es un puesto con un sueldo anual de 226.000 euros, libres de impuestos.



Este buen hombre tiene dos licenciaturas y un doctorado, habla cuatro idiomas, dicen de él que es un tipo ejemplar y no se le conoce tacha alguna, pero tiene un defecto que le inhabilita para acceder a un cargo técnico de ese sueldo y esa responsabilidad: no es militante, en este caso, del Partido Popular que es el que gobierna , aunque sea en funciones, y el que tiene la facultad de hacer esos nombramientos.

La costumbre de buscarle un chollo bien pagado en una institución internacional a los amigos – y aquí añadiré ” y amigas” porque estoy pensando en Bibiana Aido y Leire Pajin – es muy frecuente cuando un partido se huele que va dejar de gobernar y aprovecha los últimos estertores del poder para cometer errores de los que no quiere avergonzarse.

Lo del nombramiento del ex ministro José Manuel Soria para el Banco Mundial no tiene un pase, porque dejó el gobierno por haber negado que tuviese una cuenta en Panamá, añadiendo a la insolidaridad fiscal una mentira que en política jamás debe ser perdonada.

Hay gente que se extraña de que en el gobierno de Rajoy hayan cometido ese error en este delicado momento político en el que necesita más que nunca ganar credibilidad y hacerse perdonar sus pecados, pero yo ni me extraño ni creo que ellos consideren que se han equivocado, porque en política existe un principio que dice ” a los amigos el culo, a los enemigos por el culo y a los indiferentes, la legislación vigente”.

Ese es el vademécum de quienes dicen que son unos servidores públicos.

Esa es la biblia de los que se dedican al oficio de gestionar, vivir y repartir el presupuesto.

Eso es lo que corre por las venas de quienes prometen regeneración y limpieza, porque consideran normal hacerse favores entre amigos, fastidiar al enemigo e ignorar al indiferente, y aunque algunos critiquen con razón el nombramiento de José Manuel Soria para el Banco Mundial, han hecho y harán lo mismo con los suyos en cuanto tengan la mínima oportunidad, porque existen la clase política y la casta política, que es sinónimo de insensibilidad hacia quienes no son de ellos.

Si alguno no se siente aludido porque no es del partido de José Manuel Soria y Mariano Rajoy, que pliegue velas porque ya no cuela lo de los partidos nuevos y libres de tachas.

Hemos conocido suficientes casos de indignidades entre los que llegaron con un libro de ética bajo el brazo y una espada flamígera en la mano.

Sí creo que existen políticos honestos, pero son islas en las maquinarias organizativas de los partidos, engrasadas para perpetrar este tipo de conductas.