La razón matemática asegura que se pueden evitar unas terceras elecciones en el mes de diciembre. La razón política dice todo lo contrario. Si sumamos escaños del Congreso que permitan la investidura ee un presidente aparecen cinco variables que lo harían posible.
Si escuchamos a los líderes políticos y vemos su comportamiento desde las generales de diciembre de 2015 y en especial desde las de junio pasado descubrimos que es casi imposible. En cualquier caso cojamos las matemáticas y contemos hasta diez para ver que pasa:
1.- La suma de los 137 escaños del PP y los 85 del PSOE darían lugar a un gobierno de amplia mayoria absoluta que con acuerdos puntuales con Ciudadanos y sus 32 diputados nasta podría abordar las reformas constitucionales que se necesitan. El problema está en que para que se cumpliera esta variable tendrían que desaparecer del primer plano tanto Mariano Rajoy como Pedro Sáncnez. Y ninguno de los dos está dispuesto a ello.
2.- Sumamos los 137 escaños del PP y los 32 de Ciudadanos y conseguimos que el PNV y los dos diputados canarios se sumen al acuerdo. Ya tenemos los 176 de la mayoría absoluta para pasar la investidura. Con el PSOE y Podemos enfrente no habrâ reformas en profundidad. Y conseguir el apoyo del PNV, pase lo que pase en las elecciones vascas, se antoja casi un imposible.
3.- Sobre la base de acuerdos en otros ámbitos que no son los políticos, y que podrían explicar se la misma manera algunas declaraciones y posturas de dirigentes socialistas, el PP consigue que a su acuerdo con Ciudadanos y Coalicción Canaria se sume la nueva Convergencia catalana. Les sobrarían dos escaños para la mayoría absoluta. Investidura si, gobernación complicada y Puigdemont y compañia expulsados del poder en Cataluña y dejando a Esquerra de dueña y señora del futuro. Posible pero muy poco probable.
4.- Cerrado el camino del PP con Mariano Rajoy y descartado que algún baron socialista esté dispuesto a romper el partido en pedazos, aparece la primera de las variables de Pedro Sánchez: sumar sus 85 escaños a los 71 de Unidos Podemos, los 17 de los nacionalistas catalanes y hasta los 5 del PNV y los dos de la representación canaria. En total 180 sies en el Congreso e investidura asegurada. Gobernar sería otra cuestión con Europa apretando las clavijas del déficir y PP y Ciudadanos enfrente. Con el añadido de la mayoría absoluta que tienen los populares en el Senado.
5.- Firmado un acuerdo entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, los 156 escaños resultantes les permiten negociar in extremis con Albert Rivera su abstención, que se sumaría a la de los nacionalistas vascos y catalanes dejando en solitario el PP. Sería la muerte política a medio plazo de Ciudadanos por intentar salvarse de unos posibles y probables malos resultados en una tercera convocatoria.
Pueden hacerse nuevas sumas, desde las que preconiza Mariano Rajoy de sus 137, los 32 de Ciudadanos y los 85 del PSOE, sabiendo que no se va a producir pues dejaría a los socialistas a merced de la oposición directa de Podemos y comprometidos en las medidas que deberá tomar el gobierno que salga, ya sea ahora o en diciembre. Y, como en la segunda de las variables, Ciudadanos se estaría jugando su propia supervivencia, arrastrados sus votos màs pronto que tarde a su lugar de origen.
Se puede hasta sumar todos los escaños que no son del PP, olvidando las declaraciones de los líderes efectuadas hasta ahora. Nada impide que hasta Bildu pueda decir si en el Congreso. Doscientos trece escaños, sin los dos tercios que exigen las reformas constitucionales y un enjambre de voluntades y programas enfrentados que harían imposible la labor de cualquier gobierno.
Vistas las variables matemáticas, aparecen las razones políticas, de partido y personales, que llevan a la misma conclusión: habrá terceras elecciones en diciembre, no hay que dramatizar y los líderes siguen en campaña. Llevan así desde comienzos de 2015 cuando se preparaban los comicios autonómicos y municipales. Se lo han tomado como una carrera de fondo. Y quien mejor domina este maratón es Mariano Rajoy. El lo sabe y el resto lo teme.