Raúl Heras

Rajoy: entre santos y difuntos

Raúl Heras | Martes 01 de noviembre de 2016

Es difícil de creer Mariano Rajoy cuando asegura tras jurar su cargo ante el Rey que no tenía pensado el nuevo gobierno y que iba a esperar al jueves para darlo a conocer. Tras más de trescientos días de provisionalidad y dos elecciones ganados por medio, el presidente ha tenido tiempo de sobra para pensar y repensar en el equipo que le va a acompañar en su tercera Legislatura, a sólo una cita con las urnas para igualar el record de Felipe González.



Puede que las fechas y las celebraciones le hayan dado una buena excusa para demorar los nombramientos. Entre santos y difuntos seguro que le habrian puesto un adjetivo al nuevo Ejecutivo. El gobierno de todos los santos, si se mantiene el nücleo fundamental con la vicepresidenta y los titulares de Economia y de Hacienda, o el gobierno de los difuntos si decide cambiar a fondo la estructura y los nombres del equipo que va a tener que " cortar" del borrador de Presupuestos enviado a Bruselasnada menos que 5.500 millones de euros.

Rajoy tiene hasta junio de 2020 - si es que la Legislatura llega a su final - una sucesiòn de problemas que van a probar su condiciòn de gobernante y de líder. Europa va a exigir nuevos y màs duros recortes que afectarán al àmbite social y al autonòmico. El Fondo de Pensiones està bajo minimos y al borde del colapso; las autonomias con Cataluña a la cabeza parecen incapaces de controlar sus déficits; el paro sigue en el 20%y con los contratos basura como falso bálsamo de Fierabràs; la sanidad pública necesita reformas urgentes ante una posblaciòn envejecida; y la educaciòn está en la picota y sin planes concretos para los pròximos meses.

Un panorama muy poco envidiable y en el que es probable que el presidente choque con el Parlamento en múltiples ocasiones y tenga que recurrir al veto para evitar lo que ya dijo en su discurso en el Congreso, que no se va a dejar gobernar y que todo lo conseguido durante los últimos cuatro años no va a ser puesto en almoneda.

El jueves veremos hasta qué punto Rajoy es previsible. Cubrir las tres vacantes y mantener a la mayoría del equipo que le ha acompañado en su primera Legislatura mandarà un mensaje de continuidad que no es el que esperan los españoles, y que tampoco esperan en Europa. Y articular nuevas carteras o cambiar de nombre a otras tampoco parece que vayan a despertar los aplausos y las esperanzas de los ciudadanos.

La crisis no ha pasado, la crisis llegó para quedarse y los cambios que exige son muchos y con la necesidad de los mayores acuerdos posibles entre las fuerzas parlamentarias. Fijos, el presidente tiene 137 escaños y votos en el Congreso, el resto se los tiene que ganar en el día a día como es el caso de Ciudadanos; o aprovechando la propia crisis y necesidad de ganar tiempo como es el caso del PSOE.

Lo tiene complicado con los nacionalistas vascos y catalanes, que son de derechas y pueden apoyar alguna medida econòmica que no entre en cuestiones identitarias, aiempre con la sombra del Referendum defendido desde la Generalitat suspendida sobre la cabeza del titular de Interior y del posible responsable del recuperado Ministerio de Administraciones Públicas.

Y va a tener enfrente con toda la dureza posible a los 71 parlamentarios de Unidos Podemos, que van a combatir cada una de las propuestas en el hemiciclo, con el apoyo puntual de manifestaciones en el calle. El portavoz parlamentario del PP sea Rafadl Hernando o cualquier otro va a ganarse el puesto con ambas manos, la derecha para contestar con dureza y la izquierda para negociar acuerdos.

Si al final y este jueves nos encontramos con sorpresas y muchas caras nuevas en el Ejecutivo que jure ante el Rey el viernes, Mariano Rajoy arriesgarà en el envite, dejarà de ser previsible y puede que consiga que los resultados de las urnas de junio se alarguen hasta el 2020. Llegados a esa fecha, ¿ por qué no va a repetir como candidato de nuevo, si en el Congreso del partido conquista la confianza de esa generaciòn que ya le està pidiendo puestos en primera línea?.