Jueves 20 de octubre de 2016
Ha bastado que un grupo de estudiantes vitupere a gritos al ex presidente del Gobierno, Felipe González y a al rey de Prisa, Juan Luis Cebrián, para que toda la “acorazada brunete” mediática de “El País”, La Ser, etc, se lance a denunciar la violencia ejercida por los protestantes y acusarles de impedirles el acceso a la Universidad para dar una conferencia. A ninguno de ellos les ha importado si lo que gritaban los estudiantes era verdad o no, porque como ya dice Antonio Machado en su Juan de Mairena, “La verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero”. ¿Es verdad que Felipe González permitió -sino dirigió- la creación de los GAL y la guerra sucia contra ETA? ¿Es verdad que Felipe González se libró por un tris de ser procesado como la “X” de los Gal? ¿Es verdad de que entre los crímenes del terrorismo de Estado estuvo el asesinato y su enterramiento en cal viva de Lasa y Zabala?
No, lo que interesa es acusar a Podemos de la protesta estudiantil, elevada a la categoría de “campaña” antidemocrática, todo ello con el coro de periodistas de Prisa y sus acólitos. Flaco favor se están haciendo abriendo “El País” en portada con esa información o dedicando horas de la Ser a retorcer la realidad y la verdad.
Han pasado los tiempos en que “El País” era la biblia de los políticos, aunque todavía lo sea para muchos incluida la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena que cuando un grupo de periodistas sacó “Liberación” en España, tratando de romper el monopolio informativo que ejercía “El País”, les criticó que quisiera hacer la competencia a este “periódico de izquierdas” que fue ideado por Manuel Fraga y Juan Luis Cebrián, en la Embajada de Londres en 1975, y luego llevado a cabo por Jesús Polanco, el hombre que se había hecho rico con los libros de texto de la editorial Santillana, gracias al apoyo que le dió el ministro de Franco, Villar Palasí.
El tándem formado por Felipe González y Juan Luis Cebrián resumen lo que ha sido la transición del franquismo a la democracia convertida en un monopolio político, periodístico y cultural en el que, como decía Alfonso Guerra, el que se mueva no sale en la foto. Hace unos meses, los llamados papeles de Panamá sacaron a la luz las asociaciones económicas de ambos personajes con millonarios iraníes y de otras nacionalidades. Bastó que algunos diarios on line se hicieran eco de esas noticias para que la Ser eliminara a sus directores o redactores de sus tertulias. Ni una sola voz de los “grandes periodistas” de Prisa salió para denunciar el boicot a la libertad de expresión y a la democracia.
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