Rafael G. Parra | Lunes 12 de diciembre de 2016
Ando se acaban las soluciones y los políticos se pegan contra la pared de la dura realidad llega la época de los gestos y de las disputas programadas, como ocurre en los partidos de fútbol sin goles, en el que los jugadores se lían a empujones y zancadillas para saludarse al final del partido -en el que nadie ha hecho nada efectivo- como si nada hubiera pasado. Los catalanes son los más expertos y llevan cinco años planteando la independencia como último refugio de sus políticos sin que tras los encontronazos con el Gobierno central ocurra nada. Así hasta el próximo partido.
ZP- José Luis Rodríguez Zapatero- fue un artista en esta búsqueda de problemas con los que entretener a la oposición -y de paso a los ciudadanos- mientras crecía la burbuja inmobiliaria y la corrupción sin parar. Lo comprendió el día en que planteó el tema de las bodas gay en un país donde si mañana nos dicen que Rajoy es polígamo o Susana Díaz travestí nadie se va a escandalizar. Era una batalla ganada, pero le sirvió para llenar cuatro años de gobierno. De ahí viene la admiración que de pronto le ha surgido a Pablo Iglesias por la personalidad de ZP, un mago de la política.
Lo mismo le ocurrió a Rajoy que se dedicó a lanzar leyes y ministros a la arena para que se pegasen con la oposición para luego terminar en nada. Así “murieron” José Ignacio Wert y Alberto Ruiz Gallardón.
El 15M sirvió para poner en tela de juicio a todos los políticos españoles que hacia ya mucho tiempo que habían renunciado a buscar soluciones a la crisis que vive el país y el mundo. De hecho una de las organizaciones que estuvo en la Puerta del Sol desde el primer momento se llamaba “Juventud sin Futuro”. Muchos de ellos, ya en las filas de Podemos, están ganando su primer salario como políticos. Es casi lo máximo a lo que pueden aspirar.
Planteada la imposibilidad de derribar la pared del capitalismo financiero y “asesino” -como definió Ada Colau a los bancos que desahucian a gente- sola queda la solución de los gestos que cuando se hacen por primera vez tienen un cierto enganche, pero que se agotan en cuando los medios de comunicación deciden no airearlos. Que Pablo iglesias decide no ir al desfile militar, basta con no sacarle y poner en primera plana a la nueva ministra de Defensa conmemorando a todas las patronas de los ejércitos.. Que Podemos pide la República pues que espere sentado como llevan años haciéndolo Izquierda Unida. Que Esquerra desea la independencia de Cataluña que se conforme con las esteladas en los partidos de fútbol. Ceder en los gestos para no cambiar ni un solo ápice de la política económica que, al final, es lo que importa, que Florentino Pérez pueda ampliar su estad de fútbol o que los bancos acaben vendiendo el suelo de Chamartín.
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