Yo era uno de los muchos que hasta que se aprobó la constitución gritaba España mañana será republicana. Evidentemente sigo siendo filosóficamente republicano. No veo lógica en que el príncipe de Gales tenga que suceder (heredar) en el trono a su madre la reina Isabel. Solo se puede entender o mejor aceptar en aras de la tradición. En el caso español tal vez se podría añadir y/o de la estabilidad política.
Una vez que en 1978 vote a favor de la Constitución me convertí en constitucionalmente monárquico. Y por aquellos tiempos tal como estaban las cosas, muchos empezamos a pensar que a lo mejor el Rey a quien tiempo atrás intentábamos ridiculizar o menospreciar llamándole Juanito el breve , iba en serio y junto a Suárez estaban decididos a acabar con el franquismo y hacer de este un país serio.
Fueron bastantes los momentos políticos en que Don Juan Carlos demostró que estaba decidido a llevar a buen puerto la transición y poco a poco se fue granjeando primero el respeto y después el afecto de muchos, yo diría de casi todos los que no hacia mucho habíamos gritado republica si monarquía no.
Aquel afecto se transformó en algo más -¿agradecimiento?- la noche del 23 F cuando el monarca apareció en TV y desbarato el disparate de los Tejero, Pardo, Milans, Armada etc. Aquella noche, hace ahora treinta años, yo me convertí en Juancarlista de corazón.
Después durante cinco años tuve el privilegio de tener que tratar desde Presidencia del Gobierno con la Casa Real y aquel sentimiento se acrecentó, y aquí debo de hacer no se si un homenaje o un reconocimiento a la fantástica labor de Sabino Fernández Campos mi interlocutor en aquellos años.
Me cabe la satisfacción de saber que la relación del Gobierno socialista con la Casa Real fue exquisita e impecable. Desde que dejé de tener una relación profesional con Zarzuela han pasado veinticinco años y ha llovido mucho. Las infantas y el Príncipe se hicieron adultos se casaron y formaron sus propias familias.
En privado, verbalmente, a veces por escrito en cartas o en artículos he dado mi opinión sobre actitudes o costumbres de la Familia Real, que desde mi óptica no eran las más adecuadas para reforzar el papel de la monarquía o la imagen del Rey.
La familia había crecido y durante algún tiempo aparecían demasiadas personas en las fotos “oficiales”. Un comentario que hacia mucho daño era: “Y todos éstos, hala, a chupar de los presupuestos y a vivir sin pegar chapa. Siempre de vacaciones".
Ha sido un acierto el circunscribir las fotos de verano o Pascua en Marivent a sus majestades los reyes y como mucho a los príncipes de Asturias y sus hijas. También se ha desistido de las consabidas fotos de toda la familia en la nieve de vacaciones en Baqueira cada Navidad.
Alguien se ha dado cuenta de que las fotos con los Marichalar y los Urdangarin y muchísimos niños y niñas bonísimos, rubios y guapos eran excesivas y ocupaban demasiadas páginas de las revistas graficas. También ha disminuido el número de barcos patrocinados generosamente por empresas o particulares y patroneados por miembros de la familia real participando especialmente en la Copa del Rey en Palma.
Sin duda fue un error el que los yernísimos tuvieran el protagonismo que tuvieron en algún momento. Marichalar, con marichalazo incluido, dejó de sonar en consejos de administración del mundo de la moda y de ir en patinete vestido de dandy por las calles de Madrid. Finalmente llego el divorcio y dejo de contaminar la imagen de la Casa. Urdangarín, más discreto, ha puesto tierra por medio con su trabajo en WDC, y parece que ya no se dedica a los negocios relacionados con el deporte pese a que estaba en el comité olímpico español.
No se si el Príncipe de Asturias es tan intuitivo como su padre. No parece que sea tan campechano y simpático como el padre pero los que lo conocen hablan bien de el y dicen que es cercano aunque serio. De lo que nadie duda es de su magnifica formación.
Cierto que durante unos años dio la impresión de no tener un papel formal y de que solo le interesaba divertirse. Pese a eso, no creo que nadie se haya rasgado las vestiduras porque un muchacho alto guapo con buena formación haya tenido varias novias guapísimas.
Afortunadamente encontró a la mujer de su vida y se casó con quien él quiso. Pese a las críticas de algunos trasnochados que no soportaron que la Princesa de Asturias sea una periodista de clase media y no una aristócrata o miembro de la realeza. Otra cosa hubiera sido que Don Felipe se hubiera convertido en soltero de oro, tipo Alberto de Mónaco. Estoy convencido de que este país no lo hubiera soportado.
Debo expresar mi admiración por su majestad la reina Doña Sofía. Sin duda, el Rey acertó cuando un día la definió como una profesional. Solo ha habido un motivo de polémica en los muchos años que vive en España. Ha sido recientemente con la publicación de un libro entrevista realizado por una periodista del ala dura del Opus Dei. Vaya por delante que la Reina tiene el derecho de tener su opinión sobre cualquier asunto. Otra cosa es que digamos que con fórceps por no decir de manera torticera se le pregunte, se le saquen respuestas y se publique. Hubo un fallo en el funcionamiento de la Casa y el libro no paso por el tamiz del Jefe de la Casa del Rey.
Durante mucho tiempo del Rey o de su familia no se hablaba en los medios de comunicación. Ese tiempo ha pasado y desde que se levanto la veda siempre hay alguien con la escopeta cargada por si hay algo que contar aunque no sea exacto. Así, pues, al Rey le han adjudicado amigos que hacían negocios a su sombra, osos rumanos e incluso alguna aventura galante. La verdad es que se le sigue guardando tremendo respeto y esas insidias no han hecho mella en su imagen por un lado por su carácter campechano y cercano y por otro por ese sentimiento de gratitud que le tenemos muchos.
Pero estamos en febrero de 2011 y queremos imaginar el escenario dentro de nueve años en el 2020. Sin duda, la Monarquía, la Casa Real, tiene que planearse una serie de asuntos que afectaran a ese escenario de medio plazo. El primer asunto que se plantea es la sucesión. Cuándo se debe hacer. La reina parece ser que ha dado su opinión y esta es que los reyes mueren de reyes y a su muerte se anuncia esta y la proclamación del heredero El rey ha muerto Viva el Rey.
Esta postura tradicional respecto a la sucesión tiene sin duda el peligro que el sucesor lo sea durante un periodo demasiado largo, como el ejemplo del Príncipe de Gales, en el Reino Unido; pues hoy en día, afortunadamente, a los reyes ya no los asesinan por un quítame allá esas pajas y además la expectativa de vida ha aumentado considerablemente la longevidad de las personas.
Otra formula seria la de abdicar en un momento dado. En el año 2020 Don Juan Carlos tendrá 83 años lo cual no es una edad excesiva para poder estar en plena forma. Por su parte Don Felipe tendrá 52 años, que ya empiezan a ser demasiados para empezar a reinar. Si pensamos que a esa edad ya se hacen pocas ofertas de trabajo incluso a brillantes y experimentados ejecutivos.
En función de que los ciudadanos españoles se consideraran monárquicos para entonces. Filosóficamente, unos pocos; por comodidad, otros cuantos; pero de corazón, por Don Felipe me temo que ninguno, porque el Príncipe, al igual que sus coetáneos, se han encontrado España y la democracia en marcha. Probablemente para entonces la discusión en torno a este tema este basada en puro pragmatismo más que en ideología o principios filosóficos.
¿Qué es mejor para España: un Rey o un Presidente de la Republica , y en función de qué. Probablemente las variables a discutir sean: ¿qué es más caro?, ¿qué es más representativo?, ¿qué es más aséptico, menos partidista? Incluso los que opinen que es mejor un Rey exigirán cosas que hasta el momento no han sido causa de problemas pero sin duda están latentes, yo me atrevería decir que como un pequeño lastre de la monarquía. Me refiero a la transparencia. No me cabe dudad de que la Casa Real tendrá que ser tan transparente en todos los sentidos como lo puede ser el Congreso de los diputados o la Presidencia del Gobierno.
La utilización de bienes del Estado para disfrute de los reyes será mirada con lupa. Probablemente la partida del presupuesto adjudicada a la Casa Real no podrá ser algo global como ahora; tendrá que ser diseccionada y analizada al detalle. Y habrá que acostumbrarse a que esos detalles sean públicos y criticados en la cámara y en los medios. Don Juan Carlos tiene y ha tenido amigos, pero en ningún momento ha tenido corte y ha sido impecable en su relación con las fuerzas políticas. Don Felipe tendrá que actuar con los parámetros que ha marcado su padre. Si es capaz de hacer eso y de ser un rey absolutamente profesional como lo es su madre es muy probable que los españoles, que en mi opinión no se sentirán especialmente monárquicos sin embargo, piensen que no hay razón para cuestionar la Monarquía.
(*) Ex secretario general de Presidencia en tiempos de Felipe González