Si hace dos meses el Partido Popular podía echar un órdago en el Congreso de los Diputados y amenazar con elecciones anticipadas si no se aprobaban los Presupuestos, ahora el fantasma alargado del caso Lezo ha obligado a Cristobal Montoro y a Rafael Hernando a cerrar las negociaciones que mantenían con Pedro Azpiazu y Aitor Esteban, sus pares en el gobierno vasco y en el PNV. Y harán lo mismo con Pedro Quevedo, el diputado de Nueva Canarias. Resultado: cuatro mil millones que tendrán que "ajustarse" de otras partidas de esos mismos Presupuestos.
Cada escaño, 666 millones, así, en forma de redondeo: mil cuatrocientos para "compensar" al Cupo vasco de los años 2007 al 2016 y otros mil de "rebaja" sobre las cifras que había calculado el Ministerio de Hacienda para los próximos cuatro. En total, dos mil cuatrocientos que engrosarán las arcas de Vitoria y que no irán al fondo común de solidaridad del Estado. Los otros seiscientos serán los que pondrá de nuevo el gobierno central para terminar la interconexión de alta velocidad entre las tres capitales vascas.
Hay más cesiones que Mariano Rajoy no ha tenido más remedio que hacer al lendakari Urkullu en la conversación que desbloqueo las negociaciones y consiguió que los nacionalistas vascas retiraran su enmienda a la totalidad, por un lado, y se comprometieran a apoyar al PP en cada uno de los tramos por los que tienen que pasar las cuentas del Estado: no al resto de las enmiendas de la oposición, ni en bloque, ni en Ministerio por Ministerio. Y así hasta las tres veces que son necesarias para que fracasen los intentos del PSOE y Podemos. Luego vendrá el empujón final y ahí es donde aparecerán los 480 millones que el canario Pedro Quevedo quiere para su tierra. Ya vamos por los 3.500 millones y subiendo.
¿Qué queda por ajustar?. Ni más ni menos que las subidas salariales para los funcionarios vascos, con la Ertzaina en primer lugar; y el ajuste en las tarifas eléctricas para su homegeneización en todo el territorio de Euskadi. Difícil de saber en estos momentos, pero sin duda otro buen montón de millones. Tal vez los suficientes para llegar a esos cuatro mil que, casualidades de la vida, es la cifra que Bruselas nos pide de mayores recortes.
La pregunta es sencilla: ¿si en los Presupuestos que había elaborado el equipo de Cristobal Montoro había que meter la tijera en 4.000 millones para contentar a nuestros socios europeos, y se estaba mirando cómo "rebajarlos" en las partidas sociales toda vez que teníamos que cumplir y aumentar en otras, como Defensa por las exigencias del presidente Trump respecto a los integrantes de la OTAN, estos nuevos 4.000 de dónde saldrán?. El resto de Comunidades autónomas, empezando por la que más aporta, que es la de Madrid, ya pueden empezar a preocuparse. Y lo mismo deben hacer los pensionistas, los parados, los autónomos, todos aquellos que necesiten en mayor o menor medidas de la asistencia del Estado. Todos, menos los vascos. Pocas veces cinco escaños han tenido tanto valor.
No todo son malas noticias para el resto de españoles. A cambio de esos miles de millones habrá Presupuestos durante toda la Legislatura, hasta 2020, lo que debería traducirse en estabilidad interna pese a los escándalos y casos de corrupción, con mayores garantías económicas y financieras, y un buen margen para que el PP con Mariano Rajoy al frente pueda beneficiarse de nuestro papel de socio de primer nivel en los equilibrios que necesita Europa tras el Brexit y siempre y cuando Marine Le Pen no gane la segunda vuelta de las elecciones francesas.
Junto al Partido Popular, el otro gran beneficiario debería ser el PSOE y no cualquier PSOE, el de Susana Díaz, que tendría tiempo para mantener el Gobierno de Andalucía de su secretaria general hasta sus próximas elecciones autonómicas e intentar volver a atraer a sus filas los votos que se marcharon hacia Podemos y Ciudadanos. Si el ganador el día 21 de este mes es Pedro Sánchez, todo podría cambiar por la necesidad del nuevo bloque de izquierdas que se formaría de practicar una política de mayor confrontación con el gobierno del PP, buscando renovadas alianzas y acciones con los hoy por hoy muy devaluados sindicatos.