Entre las frutas de esta temporada destaca la cereza, cuyo periodo comienza en abril y termina más o menos en julio. Se trata de una fruta fácil de comer y de limpiar, así como de llevar. Es un fruto con hueso. En concreto, pertenece a la especie del género 'Prunus', y es miembro de la familia de la rosa. Una de sus características es que tienen una cáscara dura que rodea la semilla, lo que comúnmente llamamos pepita, explica la presidenta de la Asociación de Dietistas-Nutricionistas del Principado de Asturias (ADDEPA), Verónica Sánchez.
Cada 100 gramos de cerezas aportan 13,5 gramos de hidratos de carbono y 1,5 gramos son fibra. Su componente mayoritario es agua, contiene 83,7 gramos aproximadamente. Respecto a las vitaminas y minerales, destacan por su contenido en ácido fólico (8 microgramos) y de potasio (255 miligramos). Y su color morado particular se debe a las antocianinas, unos flavonoides de grandes propiedades depurativas, antioxidantes muy poderosos.
Al igual que otras frutas, su índice glucémico es de 25 y las cerezas contienen en 100 gramos de peso neto una unidad de hidratos de carbono (principalmente azúcares) por lo que generalmente pueden ser consumidas por personas con diabetes, "siempre que ajusten su ingesta", señala la presidenta de ADDEPA.
Sobre la forma de comerlas, María Elena Marqués, tesorera de ADDEPA, indica a Infosalus que se debe de tener en cuenta que la mejor forma de consumir cualquier tipo de fruta es entera y no en zumo. "De esta forma aseguramos que está presente la fibra en el alimento, la cual tiene múltiples beneficios para la salud digestiva y cardiovascular", precisa.
Marqués sostiene por su parte que, debido a la cantidad de potasio que incluyen (aunque no son las frutas que más aportan de este mineral), las cerezas, al igual que otras frutas, verduras, hortalizas, legumbres o frutos secos, que también contienen potasio, son necesarios en el manejo de la hipertensión arterial. "Muchos de los medicamentos diuréticos que se recetan en esta patología, favorecen una mayor eliminación de este mineral a través de la orina, lo cual hace necesaria su reposición", señala.
Así, Sánchez señala que la tradicional forma de consumo es en crudo una vez lavadas, o mezcladas con yogur natural, en este caso lo aconsejable es retirar el hueso y dejar macerar unas horas para que las cerezas liberen al yogur su propio azúcar. También se puede consumir acompañando a otras frutas, por ejemplo en una macedonia que podemos aderezar con media naranja exprimida, o combinadas con frutos secos crudos sin sal, así como en ensaladas frías o templadas.
"Podemos congelarlas para incluirlas como crujientes en ensaladas, yogures, batidos o helados saludables. Para los más golosos se pueden ingerir recubiertas de chocolate fundido (siempre que éste sea más de un 85% de cacao), esto también lo podemos meter en el congelador 2 horas antes de consumir para que queden como un bombón helado. Otra forma de comerlas es incluirlas (sin pepita) en la masa de un pan integral que vayamos a cocinar para el desayuno, por ejemplo", añade la experta.
Las expertas destacan que una ración individual debe tener un peso bruto de unos 265 gramos (120-150 gramos de peso neto). Y, en general, se debe de alternar entre diferentes tipos de fruta, evitando centrarse sólo en un tipo o dos, por lo que una ración al día de cerezas está bien.