Probablemente la extracción de las muelas del juicio se haya convertido en la cirugía más extendida en la boca. A pesar de que cada vez se quitan más y más, existe un consenso entre los dentistas y cirujanos maxilofaciales de individualizar y analizar cada caso porque hay personas con las cuatro muelas del juicio que no han tenido nunca ningún problema, ni lo tendrán, o bebés que directamente han nacido ya sin ellas, como detalle evolutivo.
“Hay que extraerlas cuando sea preceptivo y adecuado. Normalmente el ser humano cuenta con 32 piezas dentales, contando con las cuatro muelas del juicio. Pero la evolución ha hecho que la mandíbula se acorte y que los maxilares se hayan hecho
más pequeños, y como consecuencia, las muelas del juicio, también llamadas ‘cordales’ o ‘terceros molares’, no tengan sitio para erupcionar en muchos casos. No obstante, muchas veces se ha estigmatizado con que siempre hay que extraerlas sin valorar cada caso”, aclara en una entrevista con Infosalus el presidente del Consejo General de Dentistas, Óscar Castro Reino.
Las muleas del juicio salen en torno a los 18 años, momento en el que suelen surgir los problemas, a pesar de que generalmente no dan dolor al salir. Sobre cuándo conviene retirarlas, el experto precisa que cuando empiecen a molestar, aunque siempre estudiando cada caso. “Se aconseja una revisión al año y hay una serie de condicionantes. Siempre se banaliza la extracción de los cordales pero hay que tener en cuenta que se trata de una cirugía donde hay tejidos duros y blandos que pueden conllevar consecuencias indeseables para el paciente. Por ello desde el sector insistimos en que hay que valorar cada caso”, reitera el especialista.
¿CUANDO EXTRAERLAS?
Por su parte, el presidente de la Sociedad Española de Cirugía Bucal (SECIB), el doctor Eduard Valmaseda, precisa que los principales motivos para la extracción de los cordales son: una caries o inflamación de las encías debido a una pericoronaritis, una enfermedad bucal que se produce cuando no hay bastante espacio para que salga la muela y se provoca inflamación del tejido blando que la recubre; y también cuando hay un quiste, un tumor. “Normalmente las complicaciones, y sobre todo la pericoronaritis se produce en los cordales inferiores, no en las superiores, que dan menos problemas”, añade.
En cambio, los motivos que no justificarían su extracción son por ejemplo porque hay poco espacio para que salgan los dientes y ha tenido lugar un apiñamiento dental . “A veces se ha justificado que se aliviaría la presión sobre los dientes, y el hecho de que queden superpuestos se debe a muchos motivos, no sólo a éste”, señala el también profesor titular de Medicina en la Universidad de Barcelona.
A juicio de Valmaseda, también es discutible cuando hay una enfermedad en las encías como la periodontitis, una pérdida del soporte óseo de los dientes. Se ha dicho que las muelas del juicio pueden actuar de reservorio de microorganismos para la
enfermedad el paciente, pero no es un motivo establecido”, avisa.
Según explica, lo que ocurre es que en el ser humano moderno la dieta relativamente blanda ha generado que haya poco desgaste dentario, por lo que la mayor parte de la población no puede tener bien colocadas las muelas del juicio. Dice que tampoco se pierden dientes y estos no se desgastan, como sí sucedía en antaño. Por todo ello, concluye con que llega un momento en el que difícilmente los cordales caben, y como son los últimos en salir, es cuando surgen los problemas de falta de espacio.
El experto se basa en la guía de extracción de muelas del juicio elaborada por el Instituto Nacional de Salud británico (NICE, por sus siglas en inglés) que dicta también que, cuando hay más de un episodio de inflamación de esa muela del juicio es cuando sí está indicado extraerla.