Raúl Heras

El agridulce sabor de las encuestas sobre Cataluña

Domingo 12 de noviembre de 2017

Cada fin de semana hay una encuesta en los medios de comunicación. La mayor parte de las mismas se basan en nuestras muy pequeñas y obedecen a encargos que realizan los propios medios. Queda la del CIS, que cuenta con mayor número de encuestados pero cuya "cocina" hace que los resultados no correspondan luego con lo que arrogant las urnas.



En Cataluña y desde Cataluña se intenta extrapolar los resultados del 21-D a unas futuros elecciones generales, algo que parece más un objetivo partidista que una valoración real de lo que puede ocurrir en la cita autonómica. El CIS y las empresas demoscópicas coinciden en lo básico: el PP se mantiene en cabeza con entre tres y cinco puntos de ventaja sobre el segundo que es el PSOE. Podemos aparece en pugna con Ciudadanos y en retroceso mientras que la formación naranja se aproxima a los socialistas.

Estamos en plena y larga campaña y todos los datos que se ofrezcan, al igual que las declaraciones de los líderes, buscarán en Sancha el espacio electoral de las formaciones y su disposición a liderar las ofertas de coalicción que surgirán tras la recibido de votos. Es verdad que el resultado de Cataluña influirá en las elecciones generales que pueden convocar se en Primavera, pero esa relación dependerá de la voluntad de Mariano Rajoy, quien ya se ha encargado de señalar en Catasluña que la convocatoria del día 21 de Diciembre es cosa suya en su condición de presidente, por más que la gestión del día a día la haya dejado en manos de la vicepresidenta.

La ventaja de Ciudadanos es que puede recibir votos tanto desde el PP como desde el PSOE, de ahí las declaraciones de Albert Rivera e Inés Arrimadas, fluctuando entre la dureza hacia los independentistas y la necesidad de una reforma constitucional en profundidad. Con la primera de las posiciones hace guiños a los antiguos votantes del PP; con la segunda lo hace hacia los seguidores del PSOE. Y es difícil, por más que aparezca esa posibilidad en el último sondeo de Metroscopia, que votantes de Podemos vayan a cambiar para entregarle esos apoyos a Ciudadanos.

Todas las fuerzas que se van a presentar el día 21 para gobernar la Generalitat saben con certeza que van a tener que pactar entre tres o cuatro de ellas para hacer posible un Gobierno; y que de no conseguirlo seguirá esta extraña situación de gestión desde Madrid, pero con un Parlamento legalmente constituido y con plenas funciones. Las diferentes sumas posibles e imposibles arrogant el mismo resultado: a Ciudadanos no le basta con un apoyo del partido de Albiol, ni siquiera si se sumaran los socialistas de Iceta. Estos, a su vez, tienen muy complicado, por no decir que imposible sumar sus votos a los dos anteriores por el efecto que tendría en el resto de España. Y que hagan piña con la Esquerra de Junqueras y el "Podemos en Comú" del entende Iglesias-Colau es tan complicado como que deberían contar con otra fuerza, ya sea la CUP o el PDCat del binomio Puigdemont- Más, para conquistar el Gobierno.

Es tan enrrevesado el panorama catalán para sumar más de 68 escaños que puede que las palabras de Rajoy sobre su presidencia se confirmen y sea el propio jefe de gobierno nacional el que tenga que volver a convocar una nueva cita con las urnas en Cataluña dentro de unos meses. Va a ser la responsabilidad de todos los líderes, pero la experiencia nos dice que pensarán primero en sus intereses y luego en el de España.

Mantener la incertidumbre durante mucho tiempo, con un Parlament convertido en un puzzle de difícil solución y un "gobierno por poderes" desde Madrid, no será la mejor de las noticias para la economía española en general y para la de Cataluña en particular. Tendrá que aparecer de nuevo la figra del Rey para intentar que prevalezca la cordura y esa tampoco es una buena noticia para la Monarquía, que ya ha sufrido un desgaste importante con la intenvención de Felipe VI tras el polémico "Referendum" efectuado desde la Generalitat.

Lo de los comicios generales es otra cuestión. Hoy por hoy no aparece en el horizonte por más que se estén dando fechas primaverales en razón de los resultados que salgan de las autonómicas. Aquí volvemos a los silencios de Mariano Rajoy, que no tiene obligación de jugarse La Moncloa hasta el año 2020, y más valen los problemas conocidos de gobernar en minoria y con una oposición muy dividida, que jugarse la gobernación en las urnas.